Diario de un STV
El comercio en Santander experimenta un cambio en profundidad. Tras el error histórico de negar a El Corte Inglés su ubicación en el antiguo edificio Laínz y el resto de la manaza entre las calles San Francisco y Juan de Herrera el comercio se ha desplazado a las afueras, primero con El Corte Inglés, mas tarde Valle Real y ahora otros complejos comerciales y de ocio. La falta de visión de una parte de los comerciantes y el empeño del PRC, con Revilla a la cabeza, de frenar los planes del Corte Inglés han contribuido a la desertización del centro urbano.
Basta un paseo por las calle más céntricas y comerciales para comprobar la gran cantidad de locales cerrados, en venta o en traspaso. A ellos se unen los cierres por la jubilación de sus propietarios, como es el caso de Viajes Altamira, una agencia de viajes que fue de las primeras en Cantabria, que pasó por diferentes ubicaciones y que ha cerrado su actividad.
La gravedad no está en el cierre de esta agencia de viajes, sino en que la decadencia económica de la región repercute en el comercio que atraviesa por una etapa de cierres que hace del centro del casco urbano santanderino una muestra visible de la pérdida de potencia de la ciudad.