Por Guillermo Martínez Cobo
Durante muchos años hemos escuchado la frase “España nos roba” (expresada en catalán) pronunciada por los independentistas catalanes, con un manifiesto desprecio a la verdad. El desarrollo industrial de Cataluña se basó en los aranceles impuestos por España a las importaciones de textiles británicos, es decir obligando a todos los españoles a pagar un sobre precio que redundaba en los bolsillos catalanes.
La oferta del gobierno regional de Cataluña al gobierno de España de reducir la deuda mediante una quita es un nuevo robo. Las razones son claras:
1.- La deuda no se suprime, simplemente se transfiere de las cuentas de la autonomía de Cataluña a la cuenta del gobierno de España. Si fuera tan fácil suprimir la deuda ¿Por qué no hacerlo con el total?
2.- Cambiar la deuda de Cataluña a la cuenta de España supone que los despilfarros del gobierno regional catalán los vamos a pagar todos los españoles. Los gobernantes que han gastado el dinero que no tenían y los han hecho para construir un estado paralelo al nacional, quieren ahora que sus gastos se paguen entre el conjunto de los españoles.
3.- Se quiere imponer un castigo a los que administraron bien y un premio a quienes lo hicieron mal. Las regiones españolas que tomaron medidas de austeridad y fomentaron el crecimiento (Madrid a la cabeza), no tuvieron que recurrir a pedir créditos al Estado Español, se financiaron con los bancos, con intereses más reducidos. Esas comunidades, como Cantabria, se endeudaron mucho menos que Cataluña y ahora pretenden que el pago se haga entre todos.
Traducido: Cataluña gasta y el resto de comunidades autónomas pagan.
4.- Se sienta una doctrina perniciosa. Con esta transferencia de deuda lo que se señala es que es bueno gastar sin tino, porque finalmente las consecuencias las pagarán otros. Cataluña ha logrado inversiones milmillonarias del estado español y ha tirado millones de euros en potenciar su independentismo: Embajadas en el extranjero, incremento de funcionarios autonómicos, refuerzo de la policía catalana, subvenciones a los medios de comunicación, etc.
Mientras regiones como Cantabria esperan años a contar con infraestructuras que los catalanes disfrutan desde hace lustros.
5.- La prueba definitiva. Por si faltarán argumentos, existe uno definitivo: Han sido los independentistas catalanes quienes han tramitado, en solitario, con el gobierno de España esta maniobra para aligerar la pesada carga de una deuda disparatada. Si lo piden es porque obtienen ventaja.
6. Se rompe el equilibrio. Si a quienes cometieron errores (gastar sin tasa) se les perdón el error sin padecer las consecuencias, se está imponiendo el absurdo de premiar las equivocaciones y castigar los aciertos.