Antes de ayer último domingo de Septiembre, tuvo lugar la XXXVI edición de una carrera clásica para los amantes del correr (running) como es la tradicional carrera Panes-Potes, que discurre por el “Desfiladero de La Hermida”, en un paisaje único por ambas riberas del Rio Deva a lo largo de 28,5 kilómetros,, prueba en la que he participado en mas de una docena de ocasiones, y que, a juicio de los participantes, yo incluido, es la más bonita de Cantabria y casi de España en ruta de trayectos.
Pues bien, ayer, en pleno año jubilar de “Santo Toribio” apenas éramos apenas 300 personas las que tomamos la salida en el puente moderno de la localidad de Panes (Asturias), en una preciosa mañana, y el comentario unánime era el mismo: “como es posible que una prueba popular de estas características, tan bonita y con buenísimo ambiente entre los corredores de todos los niveles, estuviese tan poco concurrida, cuando hubo ediciones próximas a los mil participantes”. Nadie se explicaba este hecho, corroborado y confirmado en los últimos años, y de difícil explicación, por las siguientes razones:
El correr, el running, está en auge en el mundo desde hace varios años. El dato está en el hecho de que en cualquier evento de este tipo a nivel mundial está prohibitivo. En NYC Marathon, 40.000 personas, con lista de espera, al igual que Londres, Berlín, Tokio, Boston, y ahora en España Valencia y Sevilla.
Mas cerca aún, existe en nuestra comunidad vecina, País Vasco, la carrera Behobia-San Sebastián, con más de 35.000 personas, prueba en la que participe un año, con un puerto de subida, y otro antes de la llegada a San Sebastíán, prueba de más de 22 kilómetros, normalmente con lluvia o viento Sur, y una logística a mi juicio complicada, porque para acudir a la salida hay que ir en tren que, como no cojas el adecuado, llegas tarde a la salida. El único aliciente es la afición, porque hay que decir que están ambas cunetas llenas de gente animando, pero sin más.
Por tanto, sigo sin encontrar explicación al hecho de que una prueba tan bonita, a pesar de su dureza, única y exclusiva, como es la Panes Potes, con el lujo de tener por una vez al año el Desfiladero solo para los corredores sin coches interactuando con el rio, el viento y los colegas de ruta, con aliciente de disfrutar en meta con la hospitalidad de los lebaniegos, sus paisajes y productos, en un paraje incomparable tenga tan poca aceptación.
Las causas, a mi juicio, son varias, y lo digo con animo constructivo para intentar hacer de esta carrera un evento regional a la altura de tan paisajístico marco y meta.
1º).- No se ha aprovechado el AÑO JUBILIAR para inyectar medios (no solo dinero) sino publicidad suficiente para promocionar esta prueba que discurre en pleno “camino lebaniego”. Con la decima parte de lo invertido en fastos, fuegos artificiales, cantantes crepusculares como Serrat, Jean Michael Jarre, e infinidad de eventos de dudoso retorno (incluidos los 300.000 euros en el Racing) debería apostarse en promocionar algo de presente y futuro con estabilidad anual como es esta carrera, que es deporte en estado puro en el que el ciudadano, corredor popular, interactúa con el paisaje y con el evento.
2º) Este año se ha hecho coincidir con otra prueba deportiva en la capital (ponle freno), con lo fácil que es conciliar fechas.
3º) Dado que discurre, en parte, por la Comunidad de Asturias, (Panes, donde está la salida y parte del trayecto) el Principado debería implicarse también y promocionarla al discurrir en parte por el Parque Nacional Picos de Europa.
4º).- La Organización ha de plantearse un marketing y publicidad acordes, intentando atraer atletas, y familias, con una logística acorde a la prueba, no solo para atletas, sino acompañantes, muchos de ellos en bicicleta, con una bolsa de corredor atractiva, en la que además debe implicarse la hostelería de Liébana, esto es, con ofertas en hoteles y restaurantes de la zona, porque desde luego la fecha, el paraje, e incluso el tiempo (normalmente hace bueno a pesar de iniciarse el otoño) son inigualables.
5º), Los medios de comunicación de Cantabria, dan un trato insignificante a la prueba y, a mi juicio, deberían promocionarle con antelación, y dar una buena cobertura durante y después de la carrera.
6º).- Debemos aprovechar para su relanzamiento con la inestimable colaboración no solo de Cantabria en general, sino de Liébana en particular, así como de atletas cántabros de renombre como José M. Abascal, que entrenaba en Liébana (Áliva), y/o de Rut Beitia entre otros para promocionarla como es debido.
7º).- En lo deportivo, debería potenciarse con atletas de primer nivel, no tanto en premios en metálico, pues lo importante ha de ser el honor de ganar, sino sufragar gastos de figuras mundiales para dar proyección internacional.
Creo que esta prueba, después de 37 años, hemos de ponerla donde corresponde y ser un evento deportivo-turístico de primer orden en Cantabria.
Desde aquí hago mi aportación para que vaya en aumento.