Por Marcelino Pérez.
Desde hace años, Cantabria teme la modificación del actual sistema de reparto de los fondos que desde el gobierno de España se hace a las comunidades autónomas. En el presente, Cantabria se sitúa entre las regiones más beneficiadas, porque el riego de esos dineros no se hace en función del número de habitantes solamente, sino que se introducen una serie de criterios que priorizan la dispersión de la población o el consecuente sobre coste de la prestación de servicios tales como la sanidad o la educación.
El partido socialista tiene un proyecto que consiste en dar la máxima importancia a un criterio bastante lógico: el número de habitantes o lo que es lo mismo el coste de los servicios por persona.
El PP ha estado en una posición de ambigüedad que ha sido rota hace pocos días por Alberto Núñez Feijóo al manifestarse, en la campaña electoral andaluza, a favor de esa misma tesis: Repartir el dinero por cabeza, por habitantes.
El PP de Cantabria trata de maquillar las palabras de Núñez Feijóo y Sáenz de Buruaga se ha lanzado a criticar el modelo de financiación que -para dolor de Buruaga- defiende el líder del PP en Andalucía.
Los partidos de ámbito nacional no deben seguir en esta estrategia mentirosa de decir una cosa y la contraria, en función de los intereses de cada región española. Cantabria disfruta desde hace años de una sobrefinanciación y lo que nos debemos preguntar los cántabros es ¿en qué se ha invertido ese dinero? y la razón por la qué no se ha previsto que ese sistema asimétrico tenía los días contados.
Es hora de decir la verdad y de eliminar los maquillajes para contentar, que es una forma suave de mentir, a la parroquia en cada rincón de España. Cantabria debe irse preparando para asumir el nuevo sistema de financiación que será peor que el actual, pero que desde una perspectiva global es más justo.
Pensemos que cada autonomía tiene sus peculiaridades: unas disfrutan de mar, playas y costa… y otras no. Algunas tienen la población concentrada en grandes núcleos y el resto en zonas semidesérticas…
Siempre habrá puntos de fricción a la hora de repartir esos fondos. Lo que no es de recibo es que los líderes políticos traten de engañar a los cántabros diciendo una cosa en Santander y otra muy diferente en Sevilla.
La España autonómica ha dotado a las regiones de un alto nivel de auto gobierno y por ello los gobiernos autonómicos deben utilizar sus fortalezas para compensar sus debilidades. Lo que resulta ilógico es que quieran mantener las ventajas y no aceptar los inconvenientes.