Dentro de la larga precampaña que nos aguarda de aquí a las próximas
Elecciones para el año 2023, Pedro Sánchez las inicia extraoficialmente con la
efemérides de la celebración del 40 aniversario de aquella mítica victoria del PSOE,
liderada especialmente por Felipe González y Alfonso Guerra, y que tendrá lugar este
próximo sábado en Sevilla, victoria holgada, sin precedentes, con 202 Diputados
(capicúa, al igual que la fecha 28-O-82), con casi 10 millones de votos.
De momento se vienen anunciando dichos fastos en las televisiones publicas a
bombo y platillo, aunque parte de inicio con una inexplicable polémica, como es la
omisión en la (no) invitación a uno de los artífices, sino el principal, y muy
determinante, como es la figura de Alfonso Guerra, hombre intelectual, que controlaba
todos los resortes del partido, del que fue no solo uno de sus ideólogos, ya desde la
clandestinidad, en su condición de contrastado intelectual (Licenciado en Filosofia y
lector empedernido), pero además como jefe del aparato y de la sala de máquinas del
partido y luego del Gobierno, controlada con absoluta precisión, en su condición de
Ingeniero Industrial y extraordinario estratega.
Tenia tan calibrada la victoria, y ello en base a unos sondeos que manejaba
tomando como muestra un pueblo de Badajoz como referencia (y Tezanos debería de
haber aprendido de Guerra), que antes del recuento definitivo la Junta Electoral que le
daba provisionalmente menos diputados de que los Alfonso Guerra había calculado,
afirmó aquella famosa frase (entre las muchas que se le atribuyen), de que “corregirán,
puesto que mis datos dan 202 diputados, ni uno más ni uno menos”, lo que así resultó
ser y corrigieron, gozando de una mayoría aplastante que todos lo que vivimos aquella
noche difícilmente la olvidaremos.
Pues bien, Alfonso Guerra, que fue Vicepresidente del Gobierno, y uno de los
extraoficialmente padres de la Constitución (in pectore, pues no fue oficialmente uno de sus redactores), además presidia las comisiones más determinantes en aquellos
difíciles años, pues era el encargado de encabezar los Pactos más importantes de este
país en aquella trascendental etapa (de la que deberían aprender también los políticos
de hoy), el cual sido inexplicablemente ignorado en estos por la actual dirección del
Partido Socialista (salvo que lo incluyan y convenzan a última hora), lo que esta dando
mucho que hablar, dado el innegable protagonismo que tuvo, como antes decia, en
dicha victoria electoral, en plena Transición y en la consolidación de la Democracia
como fue publico y notorio.
Esta omisión se debe, sin duda, a las duras críticas que Alfonso Guerra viene
realizando al actual Gobierno de Pedro Sánchez, y sus socios de Gobierno, que
prende ya desde el pacto con los nacionalistas, la gestión de la pandemia, y la última
de ellas, con la Ley de Memoria Histórica, de la que ha dicho que es como “boxear
con el pasado”, apreciaciones todas ellas que comparto íntegramente.
Creo que la figura de Alfonso Guerra, a la sazón el Diputado más longevo en
nuestra Democracia moderna, fue y es uno de los referentes políticos del último cuarto
del Siglo XX y principios del XXI, en base a su capacidad intelectual, a su talante para
negociar y salir de situaciones delicadas, por ser un férreo defensor de la Constitución
Española, llamando la atención de que, como muchos otros políticos ilustres, ha sido y
está siendo valorado y apreciado, en vida, no solo por sus correligionarios sino por la
mayoría de sus adversarios políticos, excepto los nacionalistas.
En estos momentos sus “enemigos” se encuentran curiosamente dentro del
partido del que ha sido santo y seña, los cuales están mostrado una total falta de
sensibilidad y respeto con desprecio a un personaje totalmente imprescindible e
irrepetible en la lucha y consolidación de nuestra Democracia, al que están
ninguneando, siendo llamativo que personajes relevantes del partido, como Patxi
López, ex compañero de la vieja guardia, aun en activo, sea totalmente incapaz de
evitar este escarnio, pero su condición de “trepa” (y además de “incapaz” en el sentido
intrínseco del término, valga la redundancia), le hace mirar para otro lado sacrificando
su poca dignidad en lugar de reivindicar el agradecimiento ante tan singular personaje.
Y me ha llamado poderosamente la atención que el protagonismo (casi
exclusivo), se catalice en la figura de Felipe Gónzalez, lo que me parece de justicia,
pero a su lado debería de estar, si o si, Alfonso Guerra. Felipe Gónzalez, no se si los
últimos años les están pasando factura en sus brillantes facultades (pues fue un
político magnífico, a pesar de sus sombras), pero resulta obligado recordar que, al
igual que Guerra, también fue muy critico con el actual líder del PSOE, Pedro
Sánchez evidenciando sus erráticas políticas y pactos, y a pesar de ser, como venia
diciendo en las entrevistas, un “jarrón chino, y ello porque esta mutando, ha pasado de
ser crítico a ser complaciente en las últimas y más desafortunadas decisiones de este
Gobierno.
Ello explica que no le hayan borrado de los factos del aniversario del 28-0.
Acabo de ver la entrevista de Zapatero en la SEXTA, por supuesto invitado de
honor al evento del 40 Aniversario, al que no acudirá porque sale de viaje a Brasil a
apoyar a Lula en las Presidenciales, pero ha dejado un video para el Acto.
La entrevista, y lo digo con el debido respeto, me ha dado vergüenza ajena, y
me pregunto como hemos podido estar dirigidos durante ocho años por este personaje
que, citando a un prestigioso periodista, solo puede ser calificado de “insolvente
políticamente hablando”.
Un auténtico “incapaz” (que como ha trascendido prosperó en su condición de pega carteles, pues nunca se le conoció trabajo alguno), con declaraciones basadas en tópicos, totalmente previsible, sin discurso, ni ideario, ni lo que es más importante sentido común ni credibilidad, al igual que Sánchez, se le llena la boca de igualdad, feminismo, solidaridad con sueldos obscenos en estos tiempos, sin dar palo al agua, que se suben y no reparten solidariamente entre los necesitados, pues ellos serian los primeros en dar ejemplo.
Y por si cupiera alguna duda, hace bueno el refrán que dice “dime con quien
andas y te diré quien eres”. Zapatero se mueve en el hábitat del populismo marxista o
bolivariano (con la vida económicamente resuelta), como es Maduro (otro dictador
indocumentado), Lula, que quiere regresar al poder a pesar de haber dejado el país que
dejó, y además bajo sospecha inmerso en múltiples causas judiciales (y no soy defensor
de Bolsonaro), pero estos que pretenden segundas partes no auguran nada nuevo,
puesto que vienen con rencores y deseos de venganza, y si no ahí tenemos el ejemplo
de Nicaragua con el ex comandante Daniel Ortega que ha convertido la nación en un
régimen auténticamente Nazi. Tiempo al tiempo.
En fin, veremos a ver como acaba la cosa allí y aquí, pero en lo que nos toca de
cerca, ahora que está de moda la memoria histórica, deberían aplicarse el cuento y no
perder la memoria respecto a una persona, un personaje, totalmente determinante, no
solo en la holgada victoria electoral del 28 de Octubre de 1.982, sino en hitos
importantísimos en nuestra reciente historia es como fue la figura de Alfonso Guerra.
Esto es lo que tenemos.
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