Este lunes 5 de mayo se cumple una semana del «Gran Apagón» que dejó sin luz a toda España y todavía el Gobierno que preside el socialista Pedro Sánchez, sigue sin dar una explicación oficial de lo ocurrido, seguramente porque no encuentran todavía a quien echar la culpa que no sea su imposición ideológica de las renovables.
No parece creíble que una semana después y sabiendo que todo el sistema eléctrico está monitorizado y controlado con ordenadores, no se sepa por parte del Gobierno socialista-comunista, las causas exactas de por qué todo un país se queda sin luz durante seis horas.
Los técnicos ya han dado la explicación de lo ocurrido ese fatídico día 28 de abril a las 12,33 horas, que descarte de plano que haya sido como todavía deja en el aire el Gobierno, un ciberataque.
Sabemos que a las 12:32 del 28A hubo un primer incidente, en lo que podemos llamar el “segundo 0” que no sabemos aún cuál es ese incidente, pero sí que baja la frecuencia de los 50 hz con los que funciona la electricidad en España, es decir, 50 ciclos por segundo, o, dicho más técnicamente, la dirección de nuestra electricidad en corriente alterna cambia 50 veces cada segundo.
Esta situación llevó a que se activaran de forma automática los recursos de protección del sistema eléctrico para responder a este primer incidente. Es decir, 50 ciclos por segundo, o, dicho más técnicamente, la dirección de nuestra electricidad en corriente alterna cambia 50 veces cada segundo, 1,5 segundos después, ocurre un segundo incidente, del que tampoco se conocen las causas-
Este segundo incidente altera aún más la frecuencia y a raíz de ello (es decir consecuencia, que no causa), se produce la desconexión (automática, aplicando los protocolos de seguridad vigentes) del sistema francés.
Después de ello, pasados esos ya famosos 5 segundos, se produce la caída del de los 15GW generación que tanto ha destacado Pedro Sánchez en sus comparecencias públicas, que es lo que lleva a la caída total de la luz.
EXCESO DE RENOVABLES
El problemas según los expertos fue una gran potencia solar, sobre todo fotovoltaica, que se caracteriza por no disponer de lo que se denomina una inercia, porque no son máquinas rotativas y su efecto de control de la frecuencia es mucho más limitado y al no poder evacuar el sistema peninsular esos posibles excedentes fotovoltaicos y no estar acoplado con la demanda que en ese momento existía, se ve una situación de inestabilidad que se traduce en esas oscilaciones de tensión que hablaba Sánchez, aparejadas también con alteraciones en la frecuencia.
La frecuencia de la red en Europa es de 50 hercios y al haber alteraciones muy fuertes en la frecuencia se activan mecanismos de protección de todo el sistema que aíslan los fallos puntuales para que no afecten a todo el sistema, pero que en este caso no funcionaron.
De repente se ve una abundante oferta de energía que el sistema no es capaz de asumir y se activan otros mecanismos de protección que aíslan al sistema y se ordenan la salida del sistema de, fundamentalmente unos 10 gigavatios de potencia eólica y 4 de nuclear. En ese momento, los consumidores seguimos demandando energía y al no haber esa energía de respaldo, el sistema ya cae en cascada, en un efecto de dominó.
Es decir el no control de las energías renovables fue lo que propició la caída del sistema, todo por el fanatismo ideológico de este Gobierno socialista-comunista de Pedro Sánchez empeñado en destruir la energía nuclear y de ciclo combinado, que dan estabilidad al sistema eléctrico.
El Gobierno es responsable de poner al frente de Redeia (matriz de Red Eléctrica), a una exministra socialista como es Beatriz Corredor, que cobra 540.000 euros al año sin tener ningún conocimiento del tema, solo porque pertenece al PSOE, que todavía no ha sido capaz de presentar su dimisión.
Ahora se trata de formar comités de investigación políticos para diluir las responsabilidad, que una semana después ha sido incapaz de dar una explicación oficial, quizás porque todavía no saben a quien echar la culpa y quitarse responsabilidades por su fanatismo ideológico antinucleares.