Si alguien esperaba que el Rey, Felipe VI, fuera a ser más crítico y contundente con la situación que se vive en España, por el ataque que desde el Gobierno de Pedro Sánchez y sus socios de investidura a las Instituciones y a la propia Constitución, se habrá llevado una decepción, porque ayer el Monarca español, hizo una defensa tibia en un discurso navideño supervisado desde Moncloa.
En su discurso, Felipe VI, advirtió que las Instituciones están siendo erosionadas, en una advertencia, que desde Moncloa servirá para exigir a Feijóo que acepte la renovación del CGPG y que el PP a su vez interpretará como un reproche al «intento de asalto» de Pedro Sánchez al TC, al no encaminar su crítica hacia ninguno de los lados, señalando además la «división» y el «deterioro de la convivencia» como los otros grandes riesgos para España.
«En el mes de febrero Rusia invadió Ucrania y, desde entonces, hemos sido testigos de 10 meses de una guerra que ya ha causado un nivel de destrucción y ruina difíciles de imaginar en nuestra realidad cotidiana. Hemos vivido el sufrimiento del pueblo ucraniano y seguimos sintiendo, con una profunda tristeza, la pérdida de miles de vidas humanas», era el inicio del discurso del Rey, en una línea continuista con lo que se transmite de forma constante desde el Gobierno de Sánchez.
Ante estos, el Monarca ha recordado que «España se ha unido a la inmensa mayoría de la comunidad internacional para apoyar a Ucrania; y para reafirmar su compromiso de que la soberanía, la integridad territorial y la independencia de los Estados son principios irrenunciables de un Orden Internacional basado en reglas y que siempre debe buscar la paz».
Y en esta línea, destacó la organización, por parte de España, de la cumbre de la Alianza Atlántica el pasado mes de junio: «La cumbre de la OTAN que se celebró en España, en Madrid, sirvió para reforzar la unidad de todos los miembros de la Alianza, y también de la Unión Europea».
Y como consecuencia de lo que ocurre en Ucrania, indicó que «Esta guerra […] ha provocado una crisis energética con consecuencias graves en la industria, el comercio, el transporte y particularmente en las economías familiares […]. La subida de los precios, especialmente de los alimentos, provoca inseguridad en los hogares. Tener que hacer frente a gestos cotidianos, como encender la calefacción o la luz o llenar el depósito de gasolina, acaba siendo una fuente de preocupación». algo que implica importantes sacrificios personales y familiares, por eso «no podemos ignorar la seriedad de estos problemas, pero tampoco podemos renunciar a que las cosas puedan cambiar y mejorar».
Una vez hecha esta introducción, Felipe VI, hizo una reivindicación a la Constitución para justificar su «confianza» en la sociedad española para hacer frente a esta situación: «La transformación y modernización de España de las últimas 4 décadas, gracias al éxito de nuestra transición a la democracia y la aprobación de nuestra Constitución, avala esa confianza».
Por eso apostó por «creer en nosotros mismos», pero advirtió de los riesgos a los que están «expuestas» las democracias, incluida la nuestra a tenor de la actualidad política de España, Aquí, Felipe VI enumeró tres grandes riesgos para nuestro país: «La división es uno de ellos. El deterioro de la convivencia es otro; la erosión de las instituciones es el tercero».
«Un país o una sociedad dividida o enfrentada no avanza, no progresa ni resuelve bien sus problemas, no genera confianza. La división hace más frágiles a las democracias; la unión, todo lo contrario, las fortalece», advirtió el Rey.
Ante esta situación Felipe VI, apostó por «una convivencia que requiere en nuestra vida colectiva el reconocimiento en plenitud de nuestras libertades, junto al respeto y la consideración a las personas, a sus convicciones, y a su dignidad». En esa tarea, añadió, «necesitamos fortalecer nuestras Instituciones» para que sean «sólidas» y que «protejan a los ciudadanos, atiendan a sus preocupaciones, garanticen sus derechos, y apoyen a las familias y a los jóvenes en la superación de muchos de sus problemas cotidianos».
Realizó una petición a todas esas instituciones, para que «respondan al interés general y ejerciten sus funciones con colaboración leal, con respeto a la Constitución y a las leyes, y sean un ejemplo de integridad y rectitud».
«Creo que, en estos momentos, todos deberíamos realizar un ejercicio de responsabilidad y reflexionar de manera constructiva sobre las consecuencias que ignorar esos riesgos puede tener para nuestra unión, para nuestra convivencia y nuestras instituciones», en un mensaje del Monarca a Gobierno y opsición.
En su defensa de la Constitución el Rey indicó que «No podemos dar por hecho todo lo que hemos construido. Han pasado ya casi 45 años desde la aprobación de la Constitución y claro que han cambiado, y seguirán cambiando, muchas cosas. Pero el espíritu que la vio nacer, sus principios y sus fundamentos, que son obra de todos, no pueden debilitarse ni deben caer en el olvido«.
Porque «son un valor único en nuestra historia constitucional y política que debemos proteger, porque son el lugar donde los españoles nos reconocemos y donde nos aceptamos los unos a los otros, a pesar de nuestras diferencias; el lugar donde hemos convivido y donde convivimos en libertad», señalaba el Rey.
Europa también tuvo su protagonismo en el discurso del Rey al indicar que «Europa representó y representa para España también la libertad. Contribuyó a consolidar nuestra democracia, a potenciar nuestro crecimiento económico y nuestro desarrollo social. Hoy, compartimos muchos de sus problemas y contribuimos a sus decisiones con nuestra propia personalidad y nuestros intereses».
Por ese motivo, destacó, «lo que se decide cada día en la Unión afecta –y mucho– a la vida cotidiana de todos los españoles». En este punto, recordó la presidencia de turno de la UE que ostentará España en 2023: «Somos Europa, pero también necesitamos a Europa, que es nuestro gran marco de referencia político, económico y social y que, por ello, nos ofrece certeza y seguridad. Estoy seguro de que el compromiso de España quedará reforzado con la Presidencia rotatoria de la Unión que asumirá el año que viene.»
Concluía el discurso el Monarca recordando que «somos una de las grandes naciones del mundo, con muchos siglos de historia», y marcando distancias con cualquier tipo de decisión unilateral que afecte al conjunto de España: «Los españoles tenemos que seguir decidiendo todos juntos nuestro destino, nuestro futuro. Cuidando nuestra democracia; protegiendo la convivencia; fortaleciendo nuestras instituciones».
Porque resulta imprescindible «seguir compartiendo objetivos con un permanente espíritu de renovación y adaptación a los tiempos», en una España que «busca la serenidad, la paz, la tranquilidad; la España responsable, creativa, vital y solidaria». Una España que «una vez más, saldrá adelante».
Acabó el discurso felicitando las fiestas en nombre de su familia y en todas las lenguas cooficiales de España: «En esta noche tan especial, os agradezco mucho vuestra atención y junto a la Reina y nuestras hijas la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, os deseo que tengáis una muy feliz Navidad y Año Nuevo. Eguberri On, Bon Nadal, Boas Festas».