La última de este Gobierno que preside Pedro Sánchez, es pedir a los bares y restaurantes que eliminen de sus menús el vino y la cerveza, en una resolución de Ministerio de Sanidad, es lo que es la Estrategia de Salud Cardiovascular (Escav), en la que recomiendan promover la dieta mediterránea en la restauración sin incluir el consumo de alcohol y regular la obligación de que los locales oferten por defecto agua del grifo.
En la elaboración Estrategia han trabajado un Comité Científico formado por multitud de sociedades y especialistas como cardiólogos, médicos de familia, intensivistas o salubristas, y otro institucional integrado por técnicos de Sanidad y Consumo y de las comunidades.
Los expertos proponen en el documento, el fomento de un estilo de vida saludable para evitar el impacto de las enfermedades cardiovasculares, que constituyen la principal causa de las muertes en nuestro país: en 2020, una de cada cuatro (119.853, el 24,3 %) se produjeron por este tipo de patologías, por encima de los tumores (22,8 %), según los últimos datos del INE. Y todo ello se ha agravado con la pandemia.
De esta forma plantean 32 objetivos divididos en 8 ejes centrales para reducir este impacto y promover la salud cardiovascular en la ciudadanía mediante el desarrollo de un «abordaje integral que facilite la adopción de estilos de vida y entornos saludables y sostenibles».
Y entre una larga batería de consejos, está la de «regular la presencia y contenido de alimentos y bebidas en las cafeterías y máquinas expendedoras de las instituciones de la administración pública y todos los centros educativos, públicos o privados, de forma que mayoritariamente se oferten productos saludables y bebidas libres de alcohol».
«Colaborar con establecimientos de restauración para promover la dieta mediterránea como modelo de alimentación cardiosaludable, sin incluir en ella el consumo de alcohol» o «regular la obligación de los restaurantes de ofrecer agua del grifo por defecto en los menús», especifican el su escrito.
Abogar por políticas fiscales y de precios para promover una alimentación saludable, mejorar la regulación de la publicidad de alimentos, bebidas no saludables y bebidas alcohólicas o la de la oferta alimentaria de instituciones de la administración pública, incluidos centros sanitarios y deportivos, y centros educativos públicos y privados, son otras de sus propuestas.
El alcohol, recuerdan, ha sido asociado en el pasado con algunos beneficios en la salud cardiovascular, pero es «insuficiente para compensar la mortalidad por el conjunto de otras causas y, por tanto, debe ser considerado un factor de riesgo«. De hecho, es la primera causa de mortalidad atribuible en el mundo en población de edad entre 25 y 49 años.
Su consumo produjo anualmente 15.489 muertes durante el periodo 2010-2017, el 74 % hombres.
Mientras que el tabaquismo fue la principal causa de morbimortalidad cardiovascular prematura a la que se atribuyen entre el 21,8 % y el 30,3 % de las muertes; para frenar este hábito, plantean por ejemplo «ampliar los espacios libres de humo y promover los hogares libres de humo» o «equiparar la actual regulación sobre espacios sin humo a los productos novedosos de tabaco».
Ante esta situación la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, había publicado previamente un tuit con la imagen de una copa de vino y el siguiente mensaje: «Un buen vino como el que los señores del gobierno nos quieren prohibir».