Está claro que el actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tiene su «ruta» marcada con los independentistas catalanes y nada ni nadie le va a hacer cambiar de opinión, entre otras cosas porque depende de sus 13 votos para seguir en la Moncloa, por eso este viernes acordaba, tras una charla de 40 minutos por teléfono, reunirse este mes de junio con el presidente de la Generalidad catalana, Pere Aragonés.
Según fuentes de Moncloa, la conversación ha sido «fluida y productiva», han constatado además su objetivo compartido de «avanzar hacia la superación de los retos comunes mediante el diálogo» y por supuesto ganar la batalla al coronavirus y, lo más importante y clave de todo esto, conseguir la reconstrucción económica, con especial referencia a los fondos europeos de recuperación Next Generation.
Esta reunión será el primer paso para retomar la agenda de diálogo entre el Gobierno y Cataluña para resolver el conflicto catalán, tras más de un año parada por lado por la pandemia del coronavirus y, posteriormente, por la situación que ha vivido Cataluña desde la marcha del expresident Quim Torra en septiembre, de interinidad hasta que definitivamente fue investido Aragonés y que estará marcada los posibles indultos que el Gobierno estudia conceder a los políticos independentistas.
El Gobierno de momento no ha puesto fecha para los indultos y se remite a que el Ministerio de Justicia está trabajando en armar y fundamentar bien los expedientes, ante la amenaza de PP, Ciudadanos y Vox de que tratarán de recurrirlos si finamente se conceden los indultos.
Como es sabido Sánchez ya ha manifestado su firme decisión de concederlos basándose en en los valores de la «concordia» y el «diálogo», y no por la «venganza» ni la «revancha» sin tener en cuenta el informe del CGPJ, porque como dijo Carmen Calvo es tiempo de «la política», y no todo se puede resolver con «normas jurídicas», llegando a decir que «a veces la mejor justicia es la peor política».