El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha cedido a las presiones de Marruecos que pedía claridad en su postura sobre el Sáhara Occidental al avalar como una «base seria y creíble» su plan de autonomía para la antigua colonia española para encontrar una solución al conflicto, lo que abre a su vez un nuevo punto de disputa con sus socios de Podemos y amenaza con enturbiar la relación con Argelia en un momento crítico por la crisis energética.
En una carta al rey Mohamed VI, cuyo contenido ha sido divulgado por Rabat y no por Moncloa, Sánchez ha trasladado que «España considera la iniciativa marroquí de autonomía, presentada en 2007, como la base más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo».
De este modo, el Gobierno de coalición de PSOE-Unidas Podemos pone punto y final al sueño saharaui de ser un día independiente con la celebración del prometido referéndum de autodeterminación que, organizado por la ONU, debía ofrecer una solución al proceso descolonizador iniciado el 26 de febrero de 1976 con la retirada de España.
La noticia saltó ayer –viernes de oración islámica en Rabat– sobre las 16.30 horas de manos del propio Ministerio de Exteriores de Marruecos que informó en un comunicado sobre una carta enviada por Pedro Sánchez al rey Mohamed VI.
El caso Ghali y acogerle en España para ser tratado de Covid, no hizo sino empeorar las cosas en septiembre de 2021. Marruecos se encolerizó y tuvo lugar entonces, en octubre, la crisis de los inmigrantes, una suerte de marcha verde que hizo que una oleada de 6.000 inmigrantes ilegales llegaran a la frontera de Ceuta.
Según un comunicado publicado por la Casa Real marroquí y recogido por la agencia oficial MAP, en su misiva Sánchez reconoce «la importancia de la cuestión del Sáhara para Marruecos» y subraya «los esfuerzos serios y creíbles» que está realizando el reino para lograr una solución en el marco de la ONU.
Pedro Sánchez, ha manifestado, además, su voluntad de «construir una nueva relación, basada en la transparencia y la comunicación permanente, el respeto mutuo y los acuerdos firmados entre las dos partes y la abstención de cualquier acción unilateral».
Según revela el diario El País, esta carta es, por ahora, el punto final a unas largas negociaciones entre los gabinetes de Exteriores de ambos países y supone el cumplimiento de la condición impuesta por Marruecos para normalizar plenamente sus relaciones: que España cambiase su posición sobre el Sáhara.