El Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la parte del Gobierno socialista, han cedido a las pretensiones de Yolanda Díaz y todo el bloque de U. Podemos del Ejecutivo,tras alcanzar un acuerdo para «derogar» la reforma laboral en “los términos del acuerdo de coalición”, después de semanas de tensión en el seno del Gobierno, donde ambos partidos tenían posturas enfrentadas.
El acuerdo ha llegado en el Consejo de Ministros de este martes, con el fin de fijar una posición común en las negociaciones con los agentes sociales, y se ha establecimiento de un mecanismo de coordinación, que implica que las negociaciones de la reforma laboral estarán lideradas por el ministerio de Trabajo y que contarán con la participación de otros departamentos socialistas. Sánchez, Calviño y Díaz.
El portavoz en el Congreso, Pablo Echenique, ha insistido en que en el acuerdo de investidura se firmó derogar la reforma laboral y que «hay que cumplirlo». «No se puede decir a la ciudadanía que se va a hacer algo y no hacerlo», ha dicho. En todo caso y pese a las diferencias que están teniendo los dos socios de Gobierno a cuenta de la reforma laboral, estas son salvables, en opinión del portavoz en el Congreso, «y la coalición no está en peligro».
La intención de Sánchez es que el acuerdo cuente con el visto bueno de la CEOE y no solo de los sindicatos. La patronal quería que en la mesa se sentaran otros ministerios, además del de Trabajo, pero eso no implica que vaya a avalar las medidas que se están negociando en la mesa. De hecho, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, reivindicó la semana pasada la libertad de su organización para decir que no al acuerdo si es contrario a los intereses empresariales.
Lo más imporatnte de todo es que por primera vez el Gobierno de Pedro Sánchez emplea la palabra «derogación» que tanto el Presidente como Calviño habían evitado emplear en los últimos días durante la cumbre del G-20.