Los coches eléctricos contaminan tanto como los diésel modernos, así lo asegura un informe elaborado por la Comisión de Transportes del Colegio Oficial de Ingenieros, que preside José Ramón Perán, profesor emérito de la Universidad de Valladolid.
El profesor Perán, desde el punto de vista de la lucha contra el cambio climático, asegura que el coche eléctrico es tan contaminante como el diésel actual, contamina igual o más en lo que se refiere al impacto de las emisiones de gases de efecto invernadero si se tiene en cuenta el ciclo completo de vida del vehículo.
Es decir, desde la mina de la se extraen las materias primas, como el litio, hasta el reciclaje de cada uno de los elementos que componen un coche. Sin olvidar la emisión de partículas contaminantes provocadas por el rozamiento de los neumáticos y los frenos.
El eléctrico es más eficaz por tanto desde el punto de vista la polución urbana, es especialmente adecuado en trayectos cortos y sobre todo en áreas metropolitanas. Por su parte, el diésel que actualmente se fabrica, que cumple las normas medioambientales europeas, ofrece muy superiores prestaciones en todo tipo de trayectos.
Y es que según un estudio financiado por la Comisión Europea, en el cual se midieron las emisiones reales de diferentes vehículos en el área metropolitana de Madrid, los verdaderamente contaminantes en circuitos urbanos son los vehículos antiguos o los modernos mal mantenidos.
La limitación más importante para la expansión del vehículo eléctrico es la ausencia de una infraestructura adecuada de ‘electrolineras’ o “gasineras” para hidrógeno. Según el informe del Colegio de Ingenieros Industriales, este es un capítulo especialmente complejo, ya que construir una red de estaciones de recarga no solo implica un coste inasumible actualmente, sino que plantea además problemas relacionados con la alta potencia que requiere la descarga rápida.
Y a todo ello se une el que el 85% de los vehículos ‘duermen’ actualmente en la calle.
Entretanto, además, la investigación sigue avanzando en los vehículos de combustión hacia otras alternativas como los combustibles sintéticos, entre ellos, los procedentes de la biomasa, y se estima que en el plazo de cuatro o cinco años podríamos tener vehículos de combustión no contaminante que serán alternativas a los eléctricos.