A la espera de que el Instituto Nacional de Estadística (INE) confirme el dato dentro de dos semanas, la inflación subyacente en el mes de agosto, se ha disparado al 6,4%, tres décimas más que en julio y nueve más que en junio, la tasa más alta desde enero de 1993, un dato que se establece sin alimentos no elaborados ni productos energéticos, refleja el contagio de los precios energéticos y de los alimentos al resto de productos.
Por su parte el Indice de Precios al Consumo (IPC) sigue elevado y aunque se ha moderado algo llega hasta el 10,4% pese a las medidas adoptados por del Gobierno debido, principalmente, a la bajada del precio de los carburantes.
Pero si ha ha descendido moderadamente le precio de los combustibles, en sentido contrario, destaca el aumento de los precios de electricidad, restauración y alimentación y paquetes turísticos.
Hay que recordar que en el mede julio, el IPC, alcanzó el 10,8%, una tasa que no alcanzada desde septiembre de 1984, es decir, en 38 años, según confirmó el INE el 12 de agosto.
Ante esta situación, el Gobierno, prorrogó las medidas energéticas que ya estaban vigentes y finalizaban en junio (rebajas fiscales en la factura de la luz, subvención a los carburantes y tope al precio del gas), y sumó algunas otras focalizadas en colectivos más vulnerables, como el cheque de 200 euros para rentas bajas, un aumento del 15% de las pensiones de jubilación y viudedad no contributivas, o rebajas de hasta el 50% en el transporte público que entrarán en vigor este jueves 1 de septiembre.