El Gobierno de Pedro Sánchez, está viviendo probablemente su momento más complicado de la legislatura como consecuencia del caso de espionaje «Pegasus», que ha enfrentado a dos sus ministros más importantes como son el Presidencia, Félix Bolaños y la de Defensa, Margarita Robles y que además ha servido para que su socio, Unidas Podemos, haya abierto una grieta profunda en en el Ejecutivo.
«El CNI tiene un deber de secreto y es muy cómodo que alguien diga que el CNI ha hecho algo», ha dicho Robles en el Parlamento. «Me siento particularmente orgullosa de los servidores públicos de este país«.
Mientras, el ministro de la Presidencia ha sido quien ha liderado los intentos de Sánchez por apaciguar a sus socios separatistas e independentistas, saliendo además en rueda de prensa inesperada a anunciar que los teléfonos de Sánchez y Robles, habían sido espiados.
La ministra de Defensa, por su parte ha asegurado que la directora del CNI «está teniendo que aguantar estoicamente imputaciones que no se corresponden con la realidad«. Y ha recordado en alusión al independentismo que en democracia son «los tribunales de justicia los que dirimen las responsabilidades y ha animado a acudir a ellos a todo el que piense que ha sido víctima de un delito».
El socio de Gobierno, Podemos, le piden a Robles que asuma responsabilidades políticas y dimita. La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, dijo el martes que la ministra de Defensa cuenta con el respaldo del presidente.
Robles se siente víctima de una campaña de su socio de Gobierno, Unidas Podemos, además de dejar claro que no comparte las formas que ha utilizado Bolaños para desvelar el espionaje a su móvil y el del presidente. Sobre todo por la posición de debilidad en la que ha dejado a los servicios secretos españoles.
La ministra de Defensa recordó que la seguridad de estos teléfonos no depende del CNI, dejando claro que «todo está en las normas, todo está en la ley, eso es lo que pasa en democracia», una obligación que depende de Presidencia, de Félix Bolaños.