El candidato a la investidura, Alberto Núñez Feijóo hizo un gran discurso de Estado, dejando claro en el inicio de su intervención que no hará aquello que piden los independentistas catalanes para ser Presidente, y exponiendo las dos posibles presidencias que puede haber del Gobierno de España: la suya y la de Pedro Sánchez que ha instaurado la «decadencia moral» en la política española capaz de pactar cualquier cosa para obtener el cargo.

Se ha tratado de una intervención muy contundente y segura, cargando contra la Ley de Amnistía que Sánchez negocia con el prófugo de la Justicia, Carles Puigdemont y ha avisado que aprobarla pondría en cuestión la intervención del Rey Felipe VI tras el referéndum ilegal de Cataluña en 2017.

Comenzó su discurso con la amnistía que pretende Sánchez aprobar en su primer minuto indicando que «la amnistía o cualquier fórmula equivalente o análoga, es un instrumento para resolver el conflicto catalán. No se resolverá del todo si no se reconoce el derecho a decidir, a través del referéndum o cualquier fórmula análoga. ¿Con esto bastaría, no? Pues no. No voy a defender eso porque tengo principios y palabra«.

Acto seguido mirando a Sánchez señalaba que «esta sesión de investidura nos retrata a todos. Nos retrata hoy. Y nos retrata en el futuro en el que todos volveremos a responder ante los españoles. Retrata a quien acude como un candidato libre para cumplir su palabra con los electores y a quien no lo hizo ni lo hará. Retrata a quien ha llegado a acuerdos con diferentes partidos, sin renunciar ni a sus convicciones ni a sus compromisos. Y a quien no lo hizo ni lo hará. Retrata a quien antepone el interés general a la ambición personal y a quien no lo hizo ni lo hará. Me retrata a mí. Le retrata a usted, señor Sánchez«.

«Puigdemont quiere un presidente aliado en su empeño. Personal y partidista. Y le da igual si ese presidente es del PP o del PSOE. A los dos nos ha ofrecido exactamente lo mismo. La única diferencia, por tanto, solo puede radicar en la integridad de los dos candidatos posibles que pueden responderle», apuntaba Feijóo para a continuación indicar que. «es así, señorías, tengo a mi alcance los votos para ser presidente del Gobierno».

Y advirtió que revertir toda la acción política y judicial provocada por el referéndum ilegal de Cataluña en 2017 «quiebra el principio de igualdad», «rompe la separación de poderes», «debilita» a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado» y, además, «quedaría también discutida la intervención del Rey en 2017» y frente a esto Feijóo propone incluir en el Código Penal el nuevo delito de deslealtad constitucional, que ya existe en «todos los países de nuestro entorno» y además «volver a castigar el delito de malversación de acuerdo a su gravedad».

Feijóo rechazó que el Gobierno dependa de los socios prioritarios de Sánchez como «Bildu, que hace menos de seis meses llevaba a más de 40 terroristas en sus listas» o de «Esquerra, que se jacta de obligar al socialismo de hacer lo contrario de lo que promete» y «de Junts, menos aún después de todo lo que ha exigido» y es que «no es cierto. Incluso debería ser al revés. Porque los españoles no votaron que fuesen decisivos al otorgarles solo el 5,5%«.

Quiso agradecer a Vox el apoyo incondicional porque es un «respaldo responsable y generoso». «Porque con todas nuestras discrepancias, y pese a ser la tercera fuerza electoral del país, no lo han condicionado a su presencia en el Gobierno»

PACTO DE ESTADO

Feijóo reivindicó los seis pactos de Estado que planteó a Pedro Sánchez en la reunión mantenida después de ser designado candidato a la investidura por el Rey como son un pacto institucional, un pacto por la economía, por las familias, por el Estado de Bienestar, por el agua y uno territorial.

El candidato a la Presidencia también apostó por crear una una comisión de investigación para conocer las razones del cambio de posición de España respecto al Sáhara Occidental.

En economía su propuesta se trata en la reducción del IRPF a las rentas inferiores a 40.000 euros, la rebaja del IVA a los productos de la cesta de la compra, o una moratoria de impuestos para los nuevos autónomos de dos años. Además, anunció que, si llega al Gobierno, garantizará la ayuda de 200 euros para los más vulnerables y la gratuidad del transporte público, estudiando con la Agencia Tributaria un método para que su aplicación se haga con límite de renta. Por otra parte, añadió, los recursos del Impuesto de la Banca se destinarán a las familias que no pueden pagar sus hipotecas y cambiará el procedimiento del Ingreso Mínimo Vital, y aprobará un calendario de subida del Salario Mínimo Interprofesional con los agentes sociales para alcanzar el 60 % del salario medio.

Posteriormente, dirigiéndose a PNV, Junts y al propio PSOE, les indicaba que «debo afirmar ante ustedes que soy un presidente de fiar. Jamás les diré que sí a todo, pero no tengo ninguna duda de que a Cataluña y al País Vasco les vendría bien un presidente del Gobierno que no vaya a engañar a sus ciudadanos. Porque ¿qué les hace pensar que todo lo que hoy se usa para satisfacer sus exigencias no se utilizará contra ustedes cuando ya no les necesiten? Háganme caso. Un Estado garantista es mejor hasta para ustedes«.

Y señalando ,ás directamente a Junts y el PNV le dijo «A mí no me han votado para entregarles la autodeterminación o la amnistía. ¿Les han votado a ustedes para que se aplique la política económica de Podemos? ¿En serio?».

«Señor Sánchez, su actitud nunca cambiará la mía. Ni sus desprecios. Ni los desprecios de los suyos. Jamás. Los españoles no esperan de nosotros enfrentamiento, insultos, egocentrismos. Esperan acuerdos y ejemplaridad. En lo que de mí dependa lo tendrán» y tendió la mano a los socialistas sin la presencia de Sánchez: «Seguiré tendiendo la mano hasta que llegue alguien en su partido con la determinación y el sentido de Estado suficientes para cogerla. Si es que no los ha echado a todos antes, claro. España nunca debió llegar a este punto de decadencia moral en su política«.