España ha descendido hasta el puesto 32 en la Clasificación Mundial de Libertad de Prensa, que elabora Reporteros Sin Fronteras (RSF), que ha dado a conocer este martes, lo que supone bajar tres posiciones con respecto a esta misma clasificación del año pasado.
Según «unos medios cada vez más opinativos y una precarización creciente de la profesión» hacen caer a España en el ranking, pese a la mejora de la seguridad de los periodistas y los avances legislativos.
Para la RSF, la polarización mediática y el deterioro económico del sector contrarrestan la mejora del clima informativo en España y se basa en una nueva metodología con cinco nuevos indicadores como el marco legal, sociocultural y económico.
«No es un año en el que el contexto político haya afectado seriamente a la libertad de prensa en España, pese a la falta de transparencia mostrada por los gobiernos central y autonómicos con la información pública sobre la pandemia, y pese al clima de animadversión a la prensa generado esencialmente por la ultraderecha», señalan desde la organización.
Aun por otra parte «lo que penaliza a la posición española es el contexto económico de los medios, tanto en lo que respecta a la excesiva concentración del mercado, como a las graves dificultades para crear un medio, las nulas ayudas para impulsar el surgimiento de nuevas publicaciones y le grave precarización de los profesionales».
Desde la RSF apuntan que las carencias de la libertad de prensa está afectada principalmente a «la esfera mediática» y es que «una excesiva concentración hace muy difícil la aparición de nuevos medios alternativos, que deben luchar ferozmente contra las cabeceras más asentadas por suscriptores a su vez afectados por la situación económica».
Por último, advierten de que los profesionales de la información que no ejercen en condiciones dignas de trabajo «son mucho más vulnerables a las presiones y la autocensura» e «impacta seriamente a la libertad de prensa».