El Congreso de los Diputados ha aprobado por mayoría el proyecto de la denominada «Ley Trans», que reconoce la autodeterminación de género y desarrolla una serie de medidas para garantizar los derechos de las personas LGTBI, y que ha contado con la abstención de la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo y los votos en contra de PP, Vox y Ciudadanos.
Con un total de 188 votos a favor, 150 en contra y 7 abstenciones, la «Ley Trans» llega así a la recta final de su tramitación parlamentaria, después de unas negociaciones complicadas entre los partidos de Gobierno, PSOE y Podemos, y posteriormente en la Cámara Baja, donde estos partidos mostraron sus diferencias en varios aspectos del texto de la ley.
Pero el hecho más significativo de esta votación ha estado en la actual presidenta de la Comisión de Igualdad, la diputada socialista Carmen Calvo, que se ha abstenido en esta votación, aunque el resto de diputados del partidos han votado a favor.
La ministra de Igualdad, Irene Montero, celebró que el Congreso «cierre armarios» y «abra puertas y ventanas» con una ley que conseguirá asegurar «vidas libres» a las personas trans y LGTBI. Ahora el trámite será pasar por el Senado para su aprobación.
Uno de los aspectos más controvertidos de esta ley es que reconoce la voluntad de la persona como único requisito para cambiar de sexo en el registro y en el caso de los menores de 16 años y mayores de 14 tendrán que asistir con sus padres o tutores. Solo será necesaria la intervención de un juez para el cambio registral cuando tengan menos de 14 años y más de 12. Los menores de doce no podrán cambiar de sexo en el registro, pero sí su nombre en el DNI.
Además, prohíbe las terapias de conversión, garantiza a lesbianas, bisexuales y a las personas trans con capacidad de gestar el acceso a técnicas de reproducción asistida y reconoce la filiación de hijos de lesbianas y bisexuales sin necesidad de que estén casadas.