El pasado martes, la prensa de Marruecos hizo saltar las alarmas en el país marroquí cuando resaltó la noticia que por las calles de Melilla, una larga hilera de carros de combates españoles transcurrieran por la ciudad autónoma, sin que nadie supiera el motivo aparente para ello.
La prensa del reino alauí informó de los hechos resaltando que “Tanques recorren las calles de la ciudad ocupada«, manera esta última en la que ellos la denominan.
Lo cierto es que la presencia de estos carros de combate españoles en tierra melillense se debía a razones logísticas y es que el Ejército estaba poniendo a prueba la capacidad de carga de su nuevo buque, el Ysabel.
El periódico marroquí Nador City señaló que el discurrir de los carros de combate se atribuyó originalmente a un supuesto “estado de alerta militar”. En términos similares se expresa el Dalil Rif: “Los habitantes de Melilla, bajo control español, fueron sorprendidos, el martes 15 de febrero, por decenas de tanques militares, que deambulaban por las calles de la ciudad”.
Los carros de combate procedían del Regimiento de Caballería ‘Alcántara’ 10, unidad con base en Melilla. El pasado martes se trasladaron desde sus dependencias habituales hasta el puerto de la ciudad autónoma, donde les esperaba el buque Ysabel. Se trata del nuevo buque de transporte logístico del Ejército de Tierra, con unas 16.361 toneladas brutas, una eslora de 149 metros, una manga de 21 metros, 27 metros de altura y un calado de 5,2 metros. Empezó a operar en junio de 2021.
Cabe recordar que las relaciones entre Madrid y Rabat aún están sin normalizarse es evidente, tras la crisis que supuso el ingreso hospitalario del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, en un centro de Logroño y la posterior crisis migratoria que se vivió en la frontera de Ceuta, con la entrada ilegal de miles de personas ante la pasividad de las autoridades marroquíes.
De hecho, Marruecos ni siquiera ha restituido a su embajadora en España, todavía mientras el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, pide cautela y paciencia para volver a encauzar las aguas diplomáticas.