La crisis moral y ética que asola este país, tiene un fiel reflejo en los casos de corrupción que han aparecido en los entornos más cercanos al poder.
Nos encontramos, que lejos de dar explicaciones sobre asuntos de máxima gravedad, desde el Ejecutivo se dedican, no a dar razones convincentes, sino a decir: «y tú más».
Aún más grave, se amenaza con supuestas informaciones del ámbito privado de familiares o amistades de un adversario político, algo realmente más propio de una dictadura, que de un sistema democrático maduro y garantista.
En el fondo de toda esta actuación, subyace una total falta de respeto hacía los ciudadanos y un comportamiento típico de democracias devaluadas o dictaduras.
También en el fondo, se muestra una impotencia total de dar razones claras y evidentes a los ciudadanos, de que se obra en beneficio suyo, cuando lo que se encuentras es con insultos, descalificaciones y en «tu más».
Por todo ello, la gravedad es máxima y nuestro sistema democrático corre en verdad serios riesgos.
El sistema está podrido, la sociedad indefensa, mal futuro para el progreso y la libertad.