No se como calificar, políticamente hablando me refiero, a los dirigentes del PP que han aplaudido a Pablo Casado en su intervención en la Junta de su partido.
No se trata de hacer “leña” del árbol caído, pero cuando se acusa sin pruebas y se dicen cosas tan duras como las dichas por Pablo Casado en la entrevista de Carlos Herrera, hay que pedir perdón, un perdón claro y un arrepentimiento.
No sirve decir, que se ha sido injusto con su persona, cuando desde hace meses y meses ha dejado al señor Egea, campar a su anchas y dividir el partido a su antojo.
Mucho menos, no dar explicaciones ante un hecho, que si realmente se hubiera producido es de expulsión del partido de forma inmediata, como el supuesto cambio de “cromos” con el Gobierno en el Tribunal de Cuentas, a cambio supuestamente, de información sobre el entorno de Díaz Ayuso.
Nadie ha dado explicaciones de nada y los llamados barones del partido, quieren echar tierra sobre todo ello, en lo que es un gran error.
Pedir perdón y decir me han engañado, es una grandeza en cualquier faceta de la vida, por ello, Pablo Casado se merecía como en las “faenas” taurinas que no ocurre nada y sólo hay bostezos, un silencio clamoroso y eso si, desearle lo mejor en su vida personal y familiar.