Hoy celebramos la festividad de los Santos Inocentes. En este tiempo de Navidad y en esta fecha es sin duda una oportunidad, el denunciar la muertes de inocentes antes de nacer a través de abortos provocados voluntariamente, por causas no médicas.
El matar a una criatura indefensa, cuando hay tantas oportunidades de dar en adopción en caso de que por circunstancias de los padres no se pudieran hacer cargo del nacido es un hecho de máxima perversión y crueldad.
En esta sociedad cada vez más cruel, que estamos viviendo, también hay otros inocentes: los mayores que en residencias o en soledad, casi nadie les visita o se les trata en algunos casos como si estorbasen, cuando han dado lo mejor de si para levantar este país.
Este día de los Santos Inocentes, también debemos acordarnos, de aquellos que tienen enfermedades raras y no son atendidos debidamente, me recuerdo de los enfermos de ELA, que el Gobierno no atiende, mientras gasta dinero para cuestiones superfluas y para publicidad propia, en un acto de desvergüenza.
También en este día, habría que recordar a los niños pequeños, que en esta sociedad tienen que vivir sumidos en una contaminación de ideas y falta de valores, que les puede dañar de por vida su realización personal.
También somos inocentes, la mayoría de los ciudadanos que queremos el bien y la convivencia y somos engañados y ninguneados por una clase política que ha adoptado la mentira como letra de cambio; en definitiva somos inocentes todos aquellos que no podemos hacer casi nada para frenar tanto despropósito en esta sociedad.
