Los que dirigen el “cotarro” a nivel mundial quieren acabar de forma interesada y preocupante con el “sentido común”.
Estas supuestas “elites” creen que desposeyendo al ser humano del “sentido común” será mucho más fácil manipularle as su antojo.
Nada mejor para manipular el sentido común, que tratar de que muchas personas, actúen de forma absurda, la moda es una forma de cambiar el sentido común con la ropa estrafalaria, la reducción del vocabulario de palabras que empobrece la forma de expresión y pensamiento, el dar por cierto algo que no lo es, establecer formas de vida que destruyan los valores y la unidad del núcleo familiar y por supuesto, también destruir cualquier asidero como la fe religiosa o los valores éticos y morales, todo ello bien aderezado de una supuesta libertad, que no es tal y que precisamente pretende lo contrario.
Este interés por romper el sentido de la orientación en el comportamiento humano, produce una profunda crisis de identidad y un individuo “light”, muy sumiso y dependiente y fácil de engañar, dado que su sentido de la orientación a través de los valores ha desaparecido. De esta forma, el ser humano se encuentra “sin brújula” en mitad del desierto de la vida y acaba tomando decisiones “descabelladas”.
No interesan las personas con criterios firmes, porque son menos manipulables y por ello se cercena todo aquello que suponga el desarrollo integral de la persona, tanto psíquicamente como intelectualmente.
Todo ello no es fruto de la casualidad, es fruto del mal, que existe y que quiere imponer su criterio, es la oscuridad del mal o del pecado, que quiere acabar con la luz del bien y por lo tanto con la propia libertad individual basada en criterios firmes.
No nos engañemos, es una gran batalla entre las fuerzas del bien y del mal.
No nos dejemos embaucar por el mal y luchemos con firmeza con la defensa de los valores del Evangelio.