Un nuevo escándalo, en torno a la supuesta manipulación de COVID-19, ha supuesto las declaraciones de la doctora sudafricana, Angelique Coeztec, la primera que detecto la variante Omicron.
Las declaraciones realizadas al periódico de The Daily Telegraph, muestran claramente los intentos de exagerar la enfermedad y por supuesto la alarma.
La doctora Angelique Coetzee, ha manifestado que los gobiernos la presionaron para “no declarar públicamente que se trataba de una enfermedad leve”.
“Me dijeron que no dijera públicamente que era una enfermedad leve”, indicó la doctora Angelique Coetzee. “Me han pedido que me abstenga de hacer tales declaraciones y que diga que es una enfermedad grave”, algo que la propia doctora rechazó.
Cuando se le preguntó qué quería decir, la Dra. Coetzee dijo que era médica y que “según el cuadro clínico, no hay indicios de que estemos lidiando con una enfermedad muy grave”.
Este tipo de presiones, demuestran tan sólo la punta del iceberg, de un aparente intento de exagerar la pandemia y así justificar las restricciones, siendo evidente, que este tipo de situaciones deberían ser investigadas.
Cada minuto que pasa se abre un punto oscuro más en torno a todo lo relativo al COVID-19.
