No hay sistema democrático, que pueda aguantar de forma normal sin separación de poderes. Si el Gobierno de turno, directa o indirectamente controla el ejecutivo, legislativo y el judicial, la democracia ha muerto.
Una cuestión es que de forma aparente parezca que vivimos en una democracia, como indica la Constitución y otra muy distinta que por la vía de atajos y la falta de pluralidad, todo el poder quede en las mismas manos.
En el caso, de España, es claro que estamos ante una alarma muy seria para nuestras libertades, se quiere imponer por la vía de los hechos una forma de actuar y pensar, algo inaudito hace tan sólo unos pocos años.
Estamos en una corriente que no sólo afecta a España, sino a otros países occidentales, lo que hace pensar que es algo impuesto, sumamente peligroso.
La polarización existentes en diferentes países, tienen su origen en la falta de escrúpulos de los gobernantes en cuanto al respeto a la la libertades individuales y derechos básicos hasta ahora nunca discutidos.
Las sociedades occidentales, parece que están tomando conciencia de ello, pero es necesario articular respuestas firmes y democráticas para frenar, lo que es realmente un intento de controlar a los ciudadanos en sus gustos, valores e ideas.
El problema es muy serio, porque el poder concentrado en pocas manos, es sumamente peligroso para el conjunto de las personas que se ven sin capacidad legal de defender con garantías sus derechos.
Es necesario contar con medios de comunicación libres y responsables, porque de lo contrario la tarea será poco menos que imposible.
El sistema democrático esta basado en los equilibrios de poderes, si los equilibrios se rompen, el sistema queda vacío e inoperativo.