Acabo de leer la emocionante carta de los padres de Mariquilla, niña de cinco años atropellada cuando salía del Colegio de Fomento, en la zona de Fuencarral.
Una carta, que es un oasis de bondad en medio de esta sociedad despiadada.
Lejos de recriminar a la otra madre, la conductora que tuvo la desgracia del atropello a su hija, la da ánimos y la piden que se abandone a Dios y la dicen que en nada tiene culpa.
La paz que transmiten los padres afectados por tan dolorosa pérdida, sólo puede venir de Dios y debiera de ser portada nacional e internacional.
Cuando estamos en medio de una sociedad tan egoísta, tan absurda, incapaz de pensar más allá de sus narices, encontrarse con una familia ejemplar, sencilla, capaz de dar una ejemplo de tanto bien, nos debe abrir la esperanza, de que es posible una sociedad mejor en la que se destaque el bien y se denuncie el mal y la mentira.
Tomemos el ejemplo de esta familia y luchemos por un mundo mejor, basado en el bien y que rechaza el mal.
Seguro que María desde el cielo, un alma de Dios, les ayudará en el difícil caminar de cada día.
Cuando el bien brilla, todo lo demás queda a oscuras, porque entre otras cosas el bien es superior y más fuerte que el mal, aunque a veces no nos lo parezca.
