Una de las características en general de la clase política actual es la generación continua de nuevos problemas.
En vez de facilitar y mejorar la vida de los ciudadanos, parece dedicarse a empobrecer y complicar hasta límites extremos su vida.
La Comisión Europea, es un claro ejemplo de esta situación con el aumento continuo de la burocracia y la toma de decisiones, claramente perjudiciales en el campo agrícola e industrial y por supuesto, las perniciosas políticas en materia de medioambiente que han comenzado ya a tener gravísimas repercusiones.
Así, debido a las políticas en materia de movilidad y la restricción en el uso de los coches de combustión, el mercado del automóvil en Europa, hasta ahora fundamental, ha entrado en una crisis de imprevisibles consecuencias.
Las firmas Vollkwagen y Stellantis, han anunciado paradas en dos de sus fábricas cada una de las firmas, ante la falta demanda, pudiendo llevar en un futuro inmediato a otras firmas a la misma situación con unas consecuencias dramáticas para el empleo y para el sector de los recambios.
No puede ser que el Partido Popular Europeo pueda apoyar tamaño desastre y sus líderes nacionales no impidan con sus votos que la señora Von Der Leyen acabe hundiendo el futuro de una industria fundamental y enviando a miles de familias al paro.
El pacto del Partido Popular Europeo con el actual socialismo, es un desastre absoluto además de haber supuesto un engaño a los electores que querían una Europa de las personas y no de intereses inconfesables y perjudiciales.
Si no se para esta deriva, Europa seguirá empobreciendo como viene sucediendo en la última década.
No debe extrañarnos que nazcan nuevas fuerzas políticas con fuerza que propongan otra forma más consciente de gestionar Europa.
