Dice el libro de la Sabiduría: ”La sabiduría no entra en el alma perversa, ni habita en cuerpo sometido al pecado. Pues el espíritu educador y santo huye del engaño, se aleja de los pensamientos necios y es ahuyentado cuando llega la injusticia”.
Desde aquel 31 de mayo de 2.018, en el discurso en el Congreso de los Diputados presentado la moción de censura que acabó con el Gobierno de Mariano Rajoy, el actual Presidente en funciones, Pedro Sánchez no ha hecho más que mentir, que engañar y manipular.
Leyendo aquel discurso en el que fundamentaba su moción, ahora se puede analizar, que ha hecho todo lo contrario de lo prometido en el mismo, lo que no deja de ser un “escándalo” de grandes proporciones.
La mentira, la media verdad y el engaño, ha sido el “motor” de los Gobiernos del señor Sánchez, algo que en una democracia seria nunca se hubiera consentido.
Pero en este entramado de mentiras y manipulación, ha contado con una parte importante de medios de comunicación que algún día debieran pagar su grave irresponsabilidad, por haber justificado, tapado, tanto engaño.
La reacción de este pasado domingo en la calles de España, no es sólo una reacción por el intento de traspasar los límites de la Constitución, sino también, por el hartazgo de tanta mentira y promesa incumplida, el hartazgo de la gente de bien que observa como se dilapida el dinero de todos en beneficio de unos pocos, mientras que no se puede llegar a fin de mes y los impuestos se llevan por delante el ahorro y la ganas de invertir.
Creo que Sánchez y su “troupe” ha calculado mal y se ha abierto la veda de la protesta sin miedo, que desgraciadamente nos llevará a una tensión insoportable.
Sánchez, desprecia a todos aquellos que no le sigan y por ello les insulta llamándolos de extrema derecha, el mismo, que pacta con comunistas y ex terroristas, el mundo al revés.
Es necesario no perder la calma, pero seguir con firmeza y constancia la reclamación permanente de nuestros derechos y libertades, que son innegociables, seguro que antes de lo que cree Sánchez, su soledad la atormentará y muchos de los que hoy le aplauden, le acabarán traicionando, porque no se puede mantenerse una ficción toda la vida, por muchas ayudas que se tengan.