Vivimos unos momentos en España, en el que la pérdida de valores, el abandono de la verdad, y el individualismo galopante, nos esta llevando a vivir en una especie de «ciénaga», en la que todo vale y en la que la honradez está dejando de ser algo valioso en la persona.
La vida política en España, más se empieza a parecer a una crónica de tribunales, que la defensa de diferentes ideas.
Vemos, sin inmutarnos, como todo un Ministro de Fomento, llevaba al parecer, a una acompañante a sus viajes, a la que supuestamente pagaba grandes cantidades de dinero, no sabemos porqué.
Vemos, que el Gobierno donde el Ministro en cuestión ocupaba una cartera importante, hacía compras de mascarillas a precios que parecen fuera de mercado y que están en investigación a empresas no especializadas.
Podemos seguir con más escándalos, y nos faltaría espacio, pero nadie dimite; el Gobierno, que parece imposible no conociera las andanzas del ex Ministro en cuestión, ahora le tratan como un «apestado» y se hacen de nuevas, como si no hubiera estado sentado al lado en el Consejo de Ministros.
Una cosa es evidente, el Gobierno de Sánchez, trata a los ciudadanos como si fuéramos «tontos», como si no pudiéramos pensar y darnos cuenta, que la vida política en España, cada vez se parece más a un estanque con aguas «podridas», donde se miente sin rubor, donde algunos se han apoderado del poder, a costa de lo que sea y se dan la «gran vida».
Mientras, tenemos una oposición ineficaz, sin reacción, ni sensación de tener una ideología clara que defender.
Todo un desastre social y político, que parece no tener remedio, ni nadie con «agallas» para intentar ponerlo.