Distópicas, inmorales, totalitarias. Las declaraciones del Presidente de Francia Emanuel Macrón, manifestando: “Quiero hacer enfadar y lo seguire haciendo hasta el final de la estrategia”, en referencia a lo no vacunados, es una muestra muy clara de que esta pandemia, está sirviendo a intereses totalitarios, que nada tienen que ver con la salud de las personas.
Las declaraciones de Macrón, en la Europa de hace veinte años hubieran supuesto su dimisión, porque la falta de respeto a varios millones de franceses que equivocados o no, han tomado la libre decisión de no inocularse un producto del cual por cierto, las propia autoridades no se hacen responsables es de tal gravedad que no tienen parangón.
Macrón, debe de estar muy nervioso y desbordado, para en vez de intentar razonar y convencer con buenas prácticas, se dedica a perseguir y a insultar, porque en sus declaraciones, quedan en otros momentos muestras también de un desprecio impropio de una persona que se pueda calificar como demócrata.
Cada vez parece más evidente que lo que menos importa es buscar soluciones a la pandemia y escuchar diferentes opiniones; en lo que se está realmente, es una involución democrática de “gran calado” movida por supuestas “elites” por motivos desconocidos, pero en cualquier caso muy preocupantes.
Cuando se presiona a las personas, a que se inyecten un producto del cual las propias farmacéuticas no se hacen responsables y por otro lado se cortan opiniones de prestigiosos investigadores, se quitan libertades sin ningún tipo de garantías y se ocultan efectos secundarios graves, es que estamos en un proceso de descomposición de los sistemas de libertad y garantías aprovechando una pandemia.
Si el pueblo francés no para esa deriva, estaríamos ante un precedente de amenaza en toda Europa de nuestras libertades y derechos, en realidad de un sistema que se pueda llamar democrático.