En un partido marcado por la poca contundencia defensiva, fueron los racinguistas quiénes disfrutaron de las mejores ocasiones, estableciendo una ventaja de dos goles en los primeros minutos, que posteriormente sabrían manejar, instaurando el 2-4 cómo resultado final. Con este triunfo los cántabros afianzan más aún, su presencia el próximo año en la Primera RFEF, mientras que el Ebro amplía su «crisis» de resultados.
Comenzaba el encuentro en el Pedro Sancho de Zaragoza con el típico «tanteo» inicial. Los primeros diez minutos se saldaron sin grandes ocasiones, pese a que ya se vaticinaba que era el Racing, quién empezaba a ejercer un mayor control en el centro del campo, dónde se juntaba el talento de Pablo Torre, Riki y Martín Solar.
Los goles no tardaron en llegar, ya que en el minuto 12, Cedric aprovechaba un excelente pase de Isma López, a la espalda de los centrales locales, para definir con calidad ante la salida del meta del Ebro, Uros Matic. Este tanto llenaba de moral a los verdiblancos, quiénes un minuto más tarde, disponían de otra clara oportunidad, que desbarataba Matic, con una excelente intervención, ante el disparo de Riki.
No se había llegado al primer cuarto de hora del encuentro, cuando Pablo Torre se adentraba en el área, y provocaba un penalti, que él mismo transformaría, instantes más tarde. Se imponía, por lo tanto, el 0-2 en el electrónico, y la sensación de que los de Aritz Solabarrieta podían fabricar alguna contra para sentenciar el duelo.
Una vez superado el primer tercio del partido, era el Ebro quién, poco a poco, gozaba de un mayor dominio del cuero, pero sin disfrutar de apenas acercamientos. Los visitantes aguardaban, sin sufrir en exceso, a la espera de poder realizar una salida vertiginosa que acabase con las esperanzas locales.
El enfrentamiento volvía a volverse «loco» cuándo Joserra, aprovechaba un error garrafal de Lars Gerson, para poner el 1-2 en el marcador. El central luxemburgués, ya se había mostrado bastante indeciso, en jugadas previas, recibiendo la primera amarilla, lo que hacía entrever que este fallo podía producirse.
Pocos instantes después, era nuevamente Pablo Torre , uno de los grandes protagonistas, quién disfrutaba de una clara oportunidad, que se marchaba cerca del palo izquierdo de Matic. Cuando todo parecía apuntar a que se vivirían unos minutos finales, en los que ambos equipos tendrían la mente ya en el vestuario, y en los habituales reajustes tácticos, fue Cedric quien volvía a desequilibrar el partido, definiendo a las «mil maravillas», un pase filtrado por Martín.
Eran cinco, los minutos que quedaban para el final del primer «asalto», y en esta ocasión fue Álvaro Sánchez, quién remataba un centro lateral para devolver de nuevo la emoción. Concluía, el primer acto, con un 2-3, y la sensación de que los visitantes, habían dado «alas» a los de Manolo González.
Arrancaba el segundo tiempo, con la sustitución de un desacertado Gerson, que dejaba su lugar a Bernardo Matic. Los cambios iban a ser la tónica dominante, ya que las ocasiones no llegaban. Superados los primeros diez minutos de la segunda mitad, Solabarrieta decidía sustituir a Pablo Torre y a Ceballos, dando entrada a Patrick Soko y Álvaro Traver.
El Racing, ya no transmitía la claridad de ideas en la medular, la cuál había sido defintiva durante los primeros cuarenta y cinco minutos, por los que en esta ocasión era Martín, quién dejaba su sitio a Cejudo. El encuentro transcurría sin grandes ocasiones de peligro, por lo que los visitantes inyectaban más «mordiente» al ataque, dando entrada a Jon Ander, por un Cedric, que además de ser el máximo goleador racinguista, había sido decisivo con dos tantos en el día de hoy.
Quedaban 20 minutos para conocer quien se llevaba «el gato al agua», y la incertidumbre era palpable. El dominio seguía siendo de los locales, pero los cántabros podían poner la «puntilla», en cualquier momento, siendo las cabalgadas de Soko, su principal argumento ofensivo.
Lucas Díaz, todavía no había realizado grandes intervenciones en el partido, hasta que en el minuto 74, ejecutaba una parada de «quilates», tras un golpeo, en el que la afición local, ya cantaba el gol. Tras esta brillante acción, llegaba el turno de Cejudo, que disparaba con su pierna menos habitual, un lanzamiento raso, introduciéndose este,»pegadito» al palo izquierdo de Matic, que nada pudo hacer.
Los instantes finales, con el 2-4 ondeando sobre Zaragoza, se vivieron de una forma más tranquila, con la sensación de que el Ebro ya veía imposible poder «rascar» un empate, que tuvo cerca, durante algunos momentos del encuentro.