Todo parece indicar que en sus otros negocios Alfredo Pérez y Pedro Ortiz dueños de PITMA y principales accionistas del Racing, han conseguido el éxito con empresas que han logrado levantar y vender posteriormente sacando suculentos dividendos con es el último caso de la empresas energética Aldro, vendida a la petrolera italiana ENI por una suculenta cantidad de millones d euros.
Pero en el Racing está claro que éxito no está siendo el mismo, al contrario desde su llegada al conjunto verdiblanco si hay una palabra que puede definir su gestión es la de «fracaso» aunque se pueda decir que lograron el ascenso a Segunda División en el 2019.
Se hacían cargo del Racing en junio de 2017, tras estar en el accionariado del club con el 30% de las acciones desde octubre de 2016, año en el que llegan de la mano de Manolo Higuera. Su llegada supone el préstamo al club de 1,2 millones de euros por ese 30 por ciento de las acciones, comprometiéndose a un segundo préstamo de 8,5 millones.
Durante este tiempo la gestión deportiva ha sido un auténtico desastre. Esa temporada 2.017/18 comienzan con Ángel Viadero como entrador y acaban con Pouso, sin meterse a jugar ni la Fase de Ascenso.
La temporada siguiente es la del ascenso, con el fichaje de Iván Ania como técnico, pero a pesar de ello el final de temporada del Racing es pésimo con siete partidos sin ganar y logrando ascender cuando lo tenía todo perdido con un gol de un lateral como Aitor Buñuel, que tuvo la fortuna de ver como el balón pasa por entre varias piernas y se introduce en la portería del Ibiza logrando el empate a uno que les daba el ascenso.
Su paso por la Segunda División en la temporada 2.019/20 es para olvidar. El Racing queda último y descendido varias jornadas antes de acabar la temporada, con el cese de Iván Ania y el fichaje de José Luis Oltra y todo bajo la batuta de un pésimo director deportivo como «Chuti» Molina cuyas referencias eran pésimas en otros equipos y que vienen recomendado por su amigo Víctor Alonso, que al igual que Chuti habían coincidido en el Murcia con otra pésima gestión a sus espaldas.
Esta temporada, echan a Chut Molina y traen de forma poco comprensible a José María Amorrortu como director de estrategia deportiva del club. Amorrortu, en proceso de jubilación tras su salida del Ath. Bilbao, genera una situación bastante insólita en el club, viviendo en Bilbao y desplazándose a Santander unos días a la semana. Y se ficha también para director deportivo a Pedro Menéndez, expresidente del Lealtad Villaviciosa en otro movimiento extraño en el club.
Tras la búsqueda fallida de un entrenador, escogen la tercer opción que es Javier Rozada, al que echan en diciembre y aconsejados por Amorrortu se traen al entrenador del juvenil B del Alavés, Aritz Solabarrieta, que sufre tres derrotas consecutivas que son a la postre las que sacan al Racing de poder jugar la Fase de Ascenso, al margen de no ser capaces de sacar adelante los partidos en el Sardinero ante equipos como el Arenas de Getxo.
En resumen una gestión errática, sin un buen asesoramiento y con fichajes tanto en lo deportivo como en el administrativo del club que hacen que el Racing esté atravesando un situación complicada y donde ya hay voces que piden su salida de la entidad verdiblanca.
