Por Marcelino Pérez
La primera mitad de esta legislatura del Parlamento de Cantabria se cumple este mes de mayo. Durante estos tres meses la estabilidad ha sido la tónica dominante. El pacto, nunca firmado, entre el PP de Sáenz de Buruaga y el PRC de Revilla ha permitido aprobar, en tiempo y forma, los dos presupuestos y dejar tanto al PSOE como a VOX fuera de las grandes decisiones.
Como muy tarde, pasado este verano, es posible que los vientos de la política cántabra cambien y esta mar calma se agite. El análisis de quienes están al día de lo que se mueve en los partidos es claro: El PP está en una situación muy cómoda con este acuerdo, nunca firmado, con el PRC y quiere seguir en esa línea.
El PRC tiene ahora una bicefalia y todo indica que la candidata regionalista a la presidencia de la comunidad, en las elecciones del año 2027, Paula Fernández, necesita buscar su hueco y marcar perfil político.

Para ello se anuncia un alejamiento -sin ruptura- del gobierno del PP. Paula sabe que la posición del PRC será muy débil cuando tenga que afrontar las elecciones, ya que el seguidismo al gobierno de Buruaga no aporta votos. Esta posición del regionalismo subordinado a la derecha solamente puede mantener o mejorar los votos a nivel municipal, en los ayuntamientos en los que gobierna el PRC, pero en conjunto no servirá para recuperar los sufragios perdidos.
Por esa razón Paula prepara una estrategia que pondrá punto final a un apoyo incondicional al PP. Los regionalistas estudian dos caminos:
1.- Exigir una coalición de gobierno y entrar en el Ejecutivo con al menos dos consejerías. Con ello recuperarían poder, marcarían territorio y contentaría a sus bases que necesitan en calor y las prebendas del gobierno.
2.- Actuar en sentido contrario y ubicarse claramente en la oposición y presionar con dureza al gobierno para que acepte sus planteamientos y en caso contrario impedir que se aprueben los presupuestos del año 2026 u obligar al PP a pactarlos con VOX. La amenaza de los presupuestos del año 2026 pude ser importante.
Si esta situación llega a producirse el PP se vería obligado a buscar el apoyo de VOX y tras los últimos enfrentamientos la líder parlamentaria de VOX pondría un precio alto. Un precio que supondría un desgaste para el gobierno del PP y que además podría chocar con la estrategia nacional de alejarse de VOX.
Para el PP el otoño será más difícil, aunque no peligra su posición de gobierno. El problema del PP es que ha consumido la mitad de su periodo de gobierno y debe pensar ya en el balance a presentar en mayo del año 2027.
Los grandes proyectos no prosperan a la velocidad prevista: La Pasiega sigue para sin tener garantizado el tren, del AVE sólo llegan malas noticias, de la plata de hidrógeno de Torrelavega solo es escucha el silencio, los datos económicos indican que la región crece menos que la media nacional… y solamente llegan buenas noticias del turismo y de la actividad del puerto.
El PSOE de Cantabria está fuertemente condicionado por su seguidismo de Pedro Sánchez, lo que le augura un mal resultado y no se perciben movimientos tras los congresos.

VOX se encuentra en una etapa de depresión: Emilio del Valle sigue diputado en Madrid sin apenas relevancia, las luchas internas prosiguen y únicamente Leticia Díaz mantiene encendida la llama.

El mapa político de Cantabria no cambiará este otoño, pero si es posible afirmar que la paz de estos dos primeros años se puede dar por cerrada y que todo dependerá de la relación entre el PRC de Paula Fernández y el PP de Buruaga.