Cantabria cuenta, sobre el papel, con 42 cuarteles de la Guardia Civil en diferentes puntos de su geografía. De ellos solamente ocho son operativos las 24 horas y el resto abren únicamente en horarios reducidos. La merma de cuarteles ha sido evidente en los últimos años y ahora se percibe con toda claridad.
Mientras se reduce el número de fuerzas de seguridad los delitos, crecen. Las ocupaciones ilegales de viviendas e inmuebles han crecido el 183% en la última década y los delitos en general (robos, agresiones, violencia sexual, et.) han crecido el 52% en ese mismo periodo de tiempo.
La portavoz de interior, Ana Vázquez, ha presentado un informe que asegura que Cantabria pierde niveles de protección y que la delincuencia sigue aumentando. Parece evidente que se ha ido retirando efectivos de esta comunidad para destinarlos a otras regiones que han sido más reivindicativas.
En esa misma línea se ha denunciado la eliminación de seis unidades del SEPRONA en nuestra comunidad.
La aplicación de políticas progresistas en materia de seguridad ha sido una de las causas de la pérdida de niveles de seguridad. Por una parte, el gobierno del PSOE en coalición con otros partidos de extrema izquierda, ha asumido la doctrina de que sobran policías y se necesitan más campañas de educación urbana.
También se limitan las penas, ya que la tesis es apostar por la reinserción. De esta forma, crecen los casos de invasión de viviendas y se percibe una mayor inseguridad en determinados barrios urbanos y en pueblos aislados.