Por Marcelino Pérez
El fuerte retroceso en votos del PRC en las últimas elecciones regionales y municipales ha sumido al regionalismo en una profunda depresión. A el descenso en votos y diputados hay que añadir la estrategia de apoyo vergonzante que los regionalistas están prestado al PP y que tiene desorientados a los concejales, alcaldes e incluso diputados del PRC.
La pregunta que se hacen es sencilla ¿Somos oposición o aliados del gobierno popular? Para completar el vacío y la desorientación la salida de Miguel Ángel Revilla como líder del regionalismo, una vez cumplidos los ochenta años y tras varias décadas en el poder no termina de producirse.
Revilla había dicho, a sus fieles, que antes de finalizar este año 2023 él se retiraría del liderazgo y el partido nombraría a su sucesor al frente del regionalismo. No ha sido así… a no ser que la presión de las bases obligue a una rectificación. Revilla anunció, hace días, que el congreso para elegir al nuevo secretario general del PRC se pospone hasta el año 2024, lo que significa que durante casi un año el partido estará en una situación interinidad que impide definir la estrategia para esta legislatura.
Respecto a las verdaderas intenciones de Revilla (¿Por qué este retraso en producir la sucesión?) existe hermetismo. Lo poco que se filtra desde sus allegados es que no acaba de adaptarse a su nuevo papel de jubilado y que trata de prolongar su vida política. Se especula con que Revilla quiere presentarse a las elecciones europeas del próximo año por el PRC y cree que al ser una votación con circunscripción única ( a Revilla se le podría votar desde cualquier ciudad o pueblo de España) tendría apoyos de toda España y sería elegido por amplio margen.
Desde otras fuentes del PRC se piensa que Revilla quiere preservar su legado y que por ello ha pactado con el PP el apoyo actual que ha permitido a Sáenz de Buruaga ser elegida, pese al voto en contra de VOX, a cambio de mantener los proyectos ya en marcha como La Pasiega (una aventura incierta el inicio de unas obras sin tener la garantía de acceso ferroviario) o de las obras del MUPAC, un gasto completamente innecesario.
El riesgo del PRC es que poco a poco pierde perfil político, se queda en el terreno de nadie y corre el riesgo de pasar a la irrelevancia. Desde los más jóvenes regionalistas se prepara ya la contestación al intento del presidente Sánchez del indulto a los golpistas y, sobre todo, a la concesión de más privilegios y dinero a los independentistas vascos y catalanes.
Revilla no parece aceptar su nuevo papel, se resiste ceder el mando y sume al PRC es la confusión y le priva de ejercer bien de oposición, o bien de socio del gobierno.