La séptima jornada del juicio por el doble crimen de Liaño, que se esta llevando a cabo en la Audiencia Provincial de Cantabria, tenía como protagonista al único acusado, José Reñones, que como era de prever, negaba ser el autor del doble asesinato asegurando que «No las he asesinado, segurísimo».
Según Reñones «no tenía ningún motivo para hacerlo», aunque los audios del Whatsapp escuchados este lunes señalaban lo contraría con claras amenazas a su expareja y sobre el bebe de once meses y acusado a las testigos de estar «mintiendo», como lo hace «casi todo el mundo» en este juicio respondía a la fiscal del caso Isabel Secada.
El acusado solo reconoce el quebrantamiento de condena que se mismo día llevó a cabo y por el cual acudió la Guadia Civil al domicilio de la victima donde el pesaba que se lo iban a llevar «detenido». En su relato señalaba que después se desplazó hasta la fuente que hay situada a unos cien metros de distancia de la casa.
Posteriormente volvió de nuevo en dirección a la casa de su expareja, como indicaba una vecina testigo a la que saludó, pero mientras la vecina ha declarado que le vio entrar de nuevo a casa de la víctima por la puerta del garaje, él lo ha negado indicando que «la vecina miente, como casi todo el mundo en este procedimiento», aunque tras la pregunta de la Fiscal de «¿qué motivo tiene la vecina para mentir?», él ha contestado que no lo sabe.
Continuaba Reñones explicando que tras estar dando vueltas por la zona hasta que se quedó en un merendero cercano al supermercado Eroski que está ubicado en El Astillero, «pasé la noche allí, viendo vídeos de Eva y mi hija (se ha dirigido a ella como Evita) porque no tenía datos al no disponer de saldo». Al día siguiente, según su relato, cogió desayuno en el supermercado y recibió dos llamadas de la madre de Eva preguntándole dónde estaba su hija y la bebe. «Le dije que no sabía nada y entonces me fui al cuartel, donde había sido citado».
Reñones señalaba que ya en el cuartel de la Guardia Civil «intenté ayudar a encontrarlas» y, para ello, facilitó contactos y contraseñas de las cuentas de redes sociales de Eva, porque «no sabía lo que había pasado, intentaba localizarlas». «Hice todo lo posible sin saber qué había pasado ni dónde estaban».
Tras indicarle todos los indicios que hay en contra suya Cuando, como la geolocalización, el estudio de temperatura de los móviles, que le sitúa en el lugar, la hora del crimen y que le ubica junto al de la víctima dentro de la casa, además de las muestras de sangre y ADN aparecidas en las prendas de las víctima, Reñones los ha descartado todos.
En el caso de la geolocalización, el acusado se ha apoyado en la opinión de su perito, que defiende que es «imposible» ubicar a alguien por el móvil. «Yo sé que no he estado en esa casa. ¿Cómo me van a ubicar en esa casa?».
Con respecto a la temperatura ha defendido que, si fue de 20 grados en el momento de los hechos, pese a que en la calle el termómetro marcaba 5º, «puede ser porque lo tendría dentro del bolsillo».
En cuanto a las muestras de ADN, niega que sean de sangre como sostienen los peritos y ha indicado que «es normal» que viviendo con su pareja y su hija hubiera restos suyos en las prendas que tenían.
El único acusado del doble crimen ha contestado a todas las partes, donde ha reconocido haber hecho «muchas cosas malas», de las que se considera «culpable» y por las que lo siente «mucho» y por esas pide que le «condenen», pero no por su asesinato porque ha dicho ser un «bocazas», pero «yo no deseaba la muerte de mi hija».
