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No está muy contenta la Delegada del Gobierno, Ainoa Quiñones, con el comportamiento del presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, tras conocer que la Fiscalía, archivaba la denuncia por un presunto «chivatazo» el día que la Policía y la Agencia Tributaria, entraba en la sede de la Consejería de Obras Públicas, al acusarle de “deslealtad institucional”, por no rectificar las declaraciones sobre la llamada telefónica.
Quiñones dice haber encontrado “en medio de una polémica de la que no formaba parte”, lo que le ha supuesto «unos días muy duros en lo personal y también en lo político” tras generarse «intencionadamente por todas las partes”, ya que cree que “de haber querido”, Revilla esto “se hubiera zanjado el primer día”, pero en su lugar “se ha seguido especulando” y además “cambiando de versión”, como hizo el Presidente cántabro-
La Delegada del Gobierno, piensa que Revilla debía haber hecho una rectificación aclarando de forma contundente la hora de la llamada porque “no le llamé a las 7.20, no le llamé a las 7.25, no le llamé entre las 7.30 ni a las 7.40. Pero lo que más me importa y ha quedado claro es que aunque le hubiera llamado a las 7.20 jamás le llamé para informarle de que la Policía iba a entrar en la Consejería de Obras Públicas” porque fue “una llamada de cortesía institucional”.
“Han querido echar por tierra el trabajo que hago escrupulosamente como creo que tengo que hacerlo y he estado callada porque respeto mucho el trabajo de la Justicia y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado”, señalaba Quiñones y es consciente que «aunque todos nos equivocamos», y si se da cuenta del error “no pasa nada por llamar inmediatamente, decir que ha habido un error en la comunicación y que lo que se ha dicho no es correcto. Y más allá de eso, se ha seguido especulando, cambiando la versión cada día que se hablaba”.
Se queja Quiñones de haber “tenido una lealtad institucional hacia una persona que hacia mí no ha sido recíproca”, por parte de Revilla, que no le ha llamado para pedir disculpas, una actitud que no quiere entrar a valorar la Delegada del Gobierno porque «no quiero pensar mal» porque “no sé si fue fruto de un error, de una malinterpretación, eso ya no me corresponde a mí decirlo, pero evidentemente cuando se da un dato que no es cierto, cuando se dice una palabra que no es cierta y además se ve lo que se ha organizado, que hay una denuncia por medio, yo entiendo que lo justo hubiera sido rectificar de forma inmediata”.