Está claro que en este país nadie reconoce sus culpas y siempre se mira a otro lado cuando toca asumir responsabilidades. Eso parece que ha ha pasado con la ya exdirectora general de Salud Pública de Cantabria, Paloma Navas, (PSOE) cesada en la jornada de ayer por todavía consejero de Sanidad Miguel Rodríguez (PSOE).
Navas, dice irse con la «alegría del trabajo bien hecho y del deber cumplido» a pesar de las críticas a la gestión de la Consejería de Sanidad, que dirige Rodríguez y de la que ella, hasta ayer, era su mano derecha.
La exdirectora de Salud Pública, dice irse «satisfecha» y con la «tranquilidad» y de dejar un «sistema de contención» y de rastreo de la pandemia que es «bueno» y que espera que «sea capaz» de contener la tercera ola, cuando todavía no ha contenido la segunda.
Sobre su cese, indicaba que no tiene nada que ver con el desastre del inicio de las vacunaciones en Cantabria a la cola de toda España, porque su salida estaba «pactada» desde «mediados de diciembre», antes de la llegada de las vacunas contra el COVID-19 y no quiere valorar e proceso que se está llevando porque no ha formado parte del equipo coordinador ni del comité logístico de la vacunación.
Paloma Navas reconoce que ha habido «diferencias de criterio» y «desacuerdos» en el seno del Gobierno sobre la gestión de la pandemia, pero cree que son «naturales» en una crisis sanitaria porque «en una crisis sanitaria, en una pandemia, la más grave de los últimos 100 años, los equipos están sometidos a un nivel de tensión y de desgaste importante y son situaciones de diferencias y desacuerdos totalmente naturales y que pasan todos los días».
Reconoce haber sufrido «niveles de presión y de tensión altos» pero que «es algo totalmente natural en una situación que prácticamente nos ha colocado en un escenario casi de guerra.
Por último Navas reconocía implícitamente la mala relación con el consejero de Sanidad Miguel Rodríguez, porque este tipo de situaciones de «máxima tensión» como la de la pandemia, generan una «erosión» en los equipos de trabajo que «afectan en el día a día y en la fluidez de las relaciones».