Enfado e indignación son las palabras que definen a los ciudadanos de Torrelavega tras el primer día de la implantación de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), en el centro de la ciudad, tras comprobarse la reacción de los vecinos que la mayoría cuestionan su utilidad y la forma de aplicarse.
Los sectores más críticos con la implantación de la ZBE, han sido el de la hostelería y el comercio, que se quejan de que esta medida complica el aparcamiento de la personas que van a trabajar y de aquellos que quieren acudir al centro a realizar compras o a tomar o comer en un bar o restaurante.
Desde el Ayuntamiento torrelaveguense, por su parte ha señalado que «Todo está discurriendo con normalidad. Todavía es pronto para hacer valoraciones, pero no se ha registrado ninguna incidencia».
Habrá que esperar a las próximas semanas para ver como va evolucionando la implantación de esta ZBE, cuño principal objetivo es captar los fondos europeos que hay establecidos para aquellas ciudades con más de 50.000 habitantes, por una supuesta contaminación que desde luego en Cantabria no es apreciable.