La alcaldesa de Santander, Gema Igual, no ha querido quedarse callada ante las protestas que han manifestado la Asociación de Vecinos del Ensanche, de la zona de Cañadío, por la Semana Grande, indicando que «hay otros momentos para quejarse».
«Estamos en Semana Grande, entendería las quejas en otra circunstancia. La Semana Grande es escaparate para Santander y es orgullo del santanderino, que invita a salir a la calle a sus amigos y sale más que el resto del año», indicaba la Alcaldesa santanderina.
Para Igual «ya sabemos que son conocidos por la imagen que tienen o que quieren ofrecer de la ciudad de Santander» y aunque es consciente que para quienes vivan en zonas de ambiente y tienen que seguir trabajando, la situación sea «más incómoda», entiende que hay «otros momentos para quejarse», y no en una semana tan especial como esta para la capital cántabra.
En un comunicado emitido esta asociación cargaban contra la que denominan «acrítica y autocomplaciente» declaración de Gema Igual de la Semana Grande, que en un escrito felicitaba a los santanderinos porque «habéis hecho de estas fiestas un evento memorable», para lo que ellos consideran un balance «negativo» por la repercusión que tuvo en las céntricas calles de la capital.
Según los vecinos durante la Semana Grande, han tenido que sufrir «un botellón libre y descontrolado, un insoportable nivel de ruido continuo desde media tarde hasta avanzada la madrugada, desperfectos en portales y vehículos, violencia física y verbal, acumulación de basura y suciedad en calles y plazas así como un persistente olor a alcohol y orín», algo que ha sido «una constante».
En este sentido Gema Igual ha querido tender una mano a los vecinos, al hacer una llamada al civismo porque «Lo que tenemos que hacer entre todos es propiciar ese civismo para que cuando la gente use la calle no la deje como en ocasiones la dejamos. Los servicios de limpieza han trabajado al mil por cien y les tengo que felicitar. A veces, con tanto volumen de gente, y algunos con costumbres que no son las mejores, dejan las calles sucias, pero eso no quiere decir que lo haga todo el mundo».
Igual señalaba en su escrito que «La Semana Grande de Santander ha sido lo que queríamos que fuera: una celebración para unirnos, enorgullecernos en torno a nuestra identidad y al espíritu comunitario y la hospitalidad que nos caracteriza».