Esta madrugada del sábado 29 al domingo 30 de marzo, se llevará a cabo el cambio horario de verano ya que cuando los relojes marquen las 2:00 horas, habrá que avanzarlo directamente a las 3:00, lo que supone perder una hora de sueño.
En principio se supone que este 30 de marzo y el 29 de marzo de 2026 son las últimas fechas establecidas para la aplicación del horario de verano, pero eso no quiere decir que a partir de 2026 vaya a dejar de haber cambios de hora.
El cambio de hora que se realiza dos veces al año, tiene como objetivo aprovechar mejor la luz del día siendo el principal argumento histórico para justificar el cambio horario el ahorro energético, aprovechando mejor la luz solar, aunque hay que informes han puesto en duda este beneficio. Si bien se podría reducir el consumo eléctrico en iluminación, este ahorro es marginal y se compensa con un posible aumento en calefacción o aire acondicionado, según la época del año y la geografía de cada región.
Además, no todos ven con buenos ojos este cambio, ya que puede generar alteraciones en el sueño y en la rutina diaria, además de la incertidumbre sobre su impacto real en el ahorro energético.
En 2018, la Unión Europea realizó una consulta pública en la que cerca de la totalidad de los participantes se mostraron a favor de eliminar los cambios estacionales de hora. Como respuesta, en 2019 el Parlamento Europeo aprobó una resolución para que cada país decidiera si quería mantener el horario de verano o de invierno de manera permanente a partir de 2021. Sin embargo, la falta de consenso entre los Estados miembros ha pospuesto esta decisión indefinidamente.
El cambio de hora ha sido objeto de debate por su impacto en la salud. Médicos y expertos en cronobiología, el estudio de los ritmos biológicos, han señalado que el ajuste puede afectar al reloj interno de las personas, alterando sus patrones de sueño y de vigilia. Según un estudio del Instituto Nacional de Estadística (INE), los cambios en el horario afectan especialmente a niños y personas mayores, que pueden experimentar síntomas como insomnio, irritabilidad y fatiga.
Varios estudios también han asociado el cambio de hora a un aumento de los problemas de salud mental y de accidentes de tráfico en los días inmediatamente posteriores, debido a la desestabilización en el sueño y la concentración. A pesar de estos efectos, el impacto general es transitorio, y la mayoría de las personas se adapta al nuevo horario en unos pocos días.