El voto útil que reclama el PP es una trampa para los votantes de Vox si se analiza con detalle la situación que se puede producir este 23-J.
Empecemos por el Congreso donde en Cantabria se juegan 5 escaños. Con los votos que ya ha tenido en las anteriores elecciones autonómicas, el PP tiene garantizados 3 escaños, pero es dificilísimo, por no decir imposible, conseguir el cuarto, de modo que, todos los votos que le sobren al PP, una vez obtenidos los que le den el tercer diputado, SON VOTOS TIRADOS.
Por otra parte, teniendo en cuenta que el PRC no se presenta, se podría dar la circunstancia, en caso de que la mayoría de esos votantes sin partido, opten por el PSOE (recordad el beso de Aurora, mujer de Miguel ángel Revilla, a Pedro Sánchez en un mitin estos días) que el PSOE doblara en votos a Vox, obteniendo en este caso 2 diputados dejando sin ninguno a Vox.
Por ese motivo, el verdadero voto útil es el voto a VOX, si se quiere que la izquierda no sume el doble y para garantizar el escaño del partido de Abascal por Cantabria este 23-J.
EL SENADO
El Senado, por su parte, tiene otra peculiaridad, que es el voto personal marcando persona a persona. Es cierto que la mayoría de los votantes no separan el voto y que lo habitual es el “efecto arrastre”, de modo que el partido mayoritario se lleva los tres senadores en bloque, pero, una vez más, no caigamos en la trampa.
Durante esta campaña electoral se esta viendo como se está intentando hacer dudar a los votantes de Vox, sobre si es útil su voto a esta formación, con interpretaciones que buscan erosionar la confianza de su votante y traslade su papeleta a otra formación política.
LEY D’HONDT
La Ley D’Hondt por el que se rige el sistema de votación en España, establece que los primeros escaños cuesta muchos votos conseguirlos, pero una vez obtenido el primero, el resto se abaratan.
Es un sistema proporcional, con límites porcentuales de entrada, para evitar que entren decenas de partidos y el país resulte ingobernable.
Por otro lado, sistema español carece de segunda vuelta y no es presidencialista. Es un modelo parlamentario, lo que permite a las fuerzas que logran entrar alcanzar pactos para llegar a la mayoría absoluta (176 escaños) y poder gobernar.