Las urnas hablaron el pasado domingo y fueron muy claras en Cantabria al otorgarle al Partido Popular (PP) 15 escaños, para que lidere el Gobierno pero sin darle la mayoría absoluta, al concederle a Vox, cuatro diputados para que conforme esa mayoría formando una coalición que rompa por completo con la etapa anterior del «revillismo».
Y el mensaje para María José Sáenz de Buruaga, la presidente del PP, es ese, no el de que gobierne en solitario y mucho menos que se apoye en el PRC, ni en Miguel Ángel Revilla, para hacerlo en solitario con ese acuerdo con los regionalistas.
Porque los votos de los ciudadanos de Cantabria, han determinado sacar de cualquier tipo de acuerdo al partido de Revilla, al que han castigado duramente en las urnas situándole como el tercer partido de la región y reduciendo su presencia parlamentaria de 14 a tan solo 8 diputados.
Buruaga, de llegar a ese acuerdo con Revilla y con el PRC, estaría traicionando a los votantes que han depositado la papeleta del PP, en las urnas, buscando el cambio necesario en Cantabria que supone dejar fuera de cualquier pacto a los regionalistas y a los socialistas, ya sea dentro del Gobierno o por que abstengan, que seguro tendrá un costo posterior porque nadie da nada por nada.
Este pasado martes, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en la Ejecutiva Federal, con los posibles presidente autonómicos presentes, incluida Buruaga, señalaba que les daba libertad absoluta para negociar la presidencia de sus comunidades autónomas con quien crean oportuno.
Cuesta creer que esto vaya a ser así, pero si realmente esa es la idea, la Presidenta de los populares cántabros, no puede pensar en gobernar en solitario cuando los cántabros no le han dado esa mayoría absoluta para que sea así, por lo que debe sopesar mucho con quien va a llegar a ese acuerdo, porque aceptar la oferta de Revilla, puede suponer una decepción para sus votantes.