Los polizones albaneses se han convertido en un problema para el Puerto de Santander, ya que a diario sufre entre 10 y 15 intentos de adentramiento, con las miras puestas en Gran Bretaña.
Desde la Autoridad Portuaria se trasladaba la necesidad de atajar el problema «de manera inmediata», ya que pese a que «ha habido épocas peores», tras el confinamiento se ha detectado un nuevo repunte. Así lo transmitía el presidente de la Autoridad Portuaria, Francisco Martín, quién destacaba que todos los polizones son de nacionalidad albanesa, lo cual resulta cuanto menos curioso.
Lamentaba además el daño que acarrean al Puerto santanderino, ya que cuando se introducen de manera ilegal en los contenedores, provocan que la carga sea devuelta al fabricante, ocasionando gastos y generando pérdidas.
Martín exponía que más allá de los propios perjuicios que generan, «un día vamos a tener un disgusto serio cuando varios entren a un contenedor que esté mal ventilado y nos encontremos la desgracia de que haya ocurrido lo que nadie desea».
Señalaba que existe «problema de índole jurídico», al no considerarse esta práctica como delito, favoreciendo así el incremento del número de personas, las cuales tratan de introducirse de manera ilegal en España, con Gran Bretaña como destino final.
El presidente de la Autoridad Portuaria concluía su intervención valorando por un lado, la inversión de más de 2 millones de euros en vallas, sensores y cámaras térmicas, y por otro, avanzado que «en pocos meses» se contará con nueve agentes más que tratarán de poner freno al avance de esta actividad ilegal.