La decisión del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria (TSJC), de avalar el toque de queda impuesto por el Gobierno de Miguel Ángel Revilla a instancias del consejero de Sanidad, ha terminado por cargarse definitivamente el turismo en la región que bastante estaba tocado con las contantes informaciones que se vertían desde el Ejecutivo cántabro sobre los contagios.
Revilla dijo que confiaba en que el verano iba a ser «extraordinario» en el ámbito turístico gracias al avance de la campaña de vacunación contra el coronavirus, por el porcentaje «muy alto» de inmunizados que iba a haber, indicado además que el verano iba a ser «mejor todavía» que el anterior.
El Presidente regional llegó a decir que «hay muchas llamadas de gente de toda España haciendo reservas», y es que según Revilla el dato de incidencia, era «mucho menor que en el resto de España» sobre todo en lo que se refiere a muertes.
Pues bien, no sólo no se ha cumplido su vaticinio, sino que desde su Gobierno, han impuesto medidas injustificadas, como el toque de queda, que han hecho que la situación, en cuento a la llegada de turistas, sean peor de lo esperado.
Decisiones que si bien han sido respaldadas por Revilla, lo cierto es que parten de una Consejería de Sanidad, que pasa por encima de la situación económica imponiendo restricciones que están perjudicando seriamente la economía de Cantabria, con un consejero como es el socialista Miguel Rodríguez, al que no le importa la crisis de ciertos sectores, en especial el de la hostelería, a la que ha sacrificado desde el primero momento sin criterios claros, culpándola de la mayoría de los contagios-
Rodríguez, que no tiene problemas para cobrar su sueldo de funcionario del Gobierno, desprecia continuamente el sector económico, amprándose siempre en aspectos sanitarios de muy dudosa credibilidad, cambiando los criterios de forma arbitraria para justificar sus decisiones, como dijo este viernes en su voto particular la magistrada del TSJC, Paz Hidalgo, ante una gestión que ha demostrado ser un auténtico desastre.
Ahora, por su capricho personal, ha decidido que durante 14 días los ciudadanos de Cantabria estemos privados de nuestros derechos fundamentales como es el de libre circulación, con un toque de queda sin sentido y que por el escaso criterio del TSJC ha conseguido que se lo avalen, ante el malestar generalizado de la población de la región.
INDIGNACION DE LOS CIUDADANOS
La medida no ha sentado nada bien entre los ciudadanos de Cantabria, que no entiende que se sigan aplicando los mismos criterios que hace un año y medio cuando comenzó la pandemia por parte del Gobierno regional, ya que se supone que la población de riesgo ya está vacunada y no se producen ya fallecidos por coronavirus.
Aplicar un toque de queda para evitar los botellones supone perjudicar a la población por algo que ya entes de la llegad de coronavirus estaba prohibido y para atajarlo no se recurría a impedir que la personas salieran de sus domicilios y si a medios de orden público y lo peor de todo es que lo respalde un Tribunal de Justicia como el TSJC en este caso.
Al ciudadano le resulta poco comprensible que el Tribunal Constitucional declare inconstitucional un Estado de Alarma porque no se puede impedir a las personas la libre circulación, ni imponer toques de queda y sí se admite por un Tribunal regional que un Gobierno autonómico pueda imponerlo en su territorio con criterios poco solventes.
Viendo estas decisiones, se puede llegar a pensar que a los ciudadanos se les puede vulneran sus derechos en cualquier momento, sin que tengan que regirse por los mecanismos legales que lo pueden establecer y que ni los jueces son capaces de aplicar las leyes cuando los políticos gobernantes quieren imponer sus criterios por encima de la propia Constitución española.
