El coche eléctrico ya es una realidad y una recomendación para eliminar emisiones de CO2. Pero en Cantabria es imposible utilizar, con cierta libertad, el coche eléctrico, porque no existen postes de carga medianamente eficientes. Según un informe que publica la revista “Cantabria Económica”, en nuestra comunidad hay solamente 373 puntos de recarga para autos eléctricos, al menos sobre el papel.
De todos ellos ninguno supera la capacidad de 20 kw, lo que supone que para cargar la batería es preciso emplear al menos cuatro horas, lo que supone que sea imposible un viaje de unos 300 kilómetros y, además, tener garaje en casa y en él un punto de carga adaptado.
A todo ello hay que añadir que una buena parte de los puntos de carga existentes están fuera de servicio por diferentes problemas y que son fácilmente víctimas del vandalismo urbano. Por si fueran poco esos problemas resulta que las estaciones de servicio de gasolina y fuel no ven clara la instalación de puntos de carga eléctrica, ya que, hoy por hoy, no resultan rentables y en algunos casos pueden, incluso, producir pérdidas.
Los coches cien por cien eléctricos son caros e ineficientes y únicamente los híbridos se abren camino, aunque también son más caros y requieren de contar en la vivienda de un garaje con una terminal para cargar la batería. Por el momento los pocos autos eléctricos cien por cien pertenecen flotas de empresa que tienen naves garaje en los que se cargan las baterías.
Desde el punto de visto ecológico, la descontaminación que generan, al no emitir CO2, no tiene efecto, ya que la construcción de autos eléctricos requiere de procesos más contaminantes y no hay solución para almacenar las baterías, que son altamente contaminantes.
Con una situación como esta, no es lógico que se quieran imponer en Santander y Torrelavega zonas de alta densidad en la que los coches de combustión no puedan entrar. Antes de aprobar esas medidas restrictivas es preciso dotar de zonas de carga para los coches eléctricos y subvencionar el coste de los mismos, ya que es más alto que el de los coches con motores convencionales.