No hay quien lo pare, cada vez es más evidente y quien quiera poner palos en las ruedas está equivocado porque tras un año de restricciones, cada son más la fiestas y los botellones que se celebran los fines de semana no solo en Cantabria sino en el resto de España sin que se puedan poner freno por parte de los Gobiernos.
La semana pasada, la Alcaldesa de Santander, Gema Igual y la Delegada del Gobierno, Ainoa Quiñones, daban una rueda de prensa para presumir de las multas impuestas en la capital cántabra por incumplir las normas contra el COVID-19 entre las que están principalmente las de las fiestas o botellones los fines de semana.
Pero lo cierto es que, que ni las propuesta de sanción, que no suelen terminar en sanción en el 90% de los casos, ni la presencia policial, están impidiendo que los jóvenes, principalmente incluidos entre los 15 y los 30 años, organicen cada vez más este tipo de fiestas.
Lugares como Santander y Torrelavega son centro de estas fiestas y botellones, pero ahora mismo localidades como Somo, Liencres o incluso Camargo, están siendo el foco de estas situaciones, con la participación cada vez más numerosas de grupos de jóvenes que quieren volver a su vida anterior a la pandemia.
Cerrados los lugares de ocio nocturno y sin un sitio donde poder reunirse, compran la bebida en los supermercados, gasolineras o en los conocidos «chinos» para luego ir a los lugares elegidos a través de las redes sociales para reunirse a beber y estar juntos.
Pero no sólo ocurre esto en con esas fiestas ilegales o botellones, sino que los fines de semana se puede acudir al centro de Santander. al mismo Cañadío y comprobar la multitud que allí se grupa entorno a los bares de copas que si bien no pueden abrir su interior si pueden servir en las terrazas.
Los jóvenes son conscientes que a ellos el COVID-19 no les afecta y aunque puedan estar contagiados, el virus no les causa ningún tipo de dolencia siendo prácticamente al 99% asintomáticos, a pesar de los mensajes constantes que se le intenta enviar por las autoridades del «riesgo» que corren.
Mientras tanto, los políticos-gobernantes, siguen en su mundo con medidas que sólo sirven para justificarse a ellos mismo y que como se ha podido demostrar tras un año de pandemia no resuelven la situación porque los datos que ofrecen son siempre los mismos.
