Desde hace tiempo en España tenemos la sensación generalizada que el nivel de los políticos que tenemos actualmente, tanto nacional como regional, no es que sea mediocre sino que más bien es bajo o muy bajo.
Hay quien lo achaca a la LOGSE, la ley educativa que el PSOE puso en marcha en 1990, que se está viendo no debió formar muy bien a quienes les tocó vivir esa etapa educativa y que ahora vienen a rondar los 35 años, sobre todo a aquellos que se han logrado incrustar en el mundo de la política y que estamos viendo como en estos momentos ocupan cargos importantes en el Gobierno de la nación o en los autonómicos.
Lo cierto es que la pandemia del COVID-19 esta destapando la poca capacidad de gestión y reacción de los actuales dirigentes, que están mostrando su incapacidad de gestionar una crisis sanitaria y económica que amenaza con dejar en la ruina más absoluta a España.
Sólo vemos como las únicas soluciones que saben aportar a esta situación son las de aplicar restricciones constantemente y cada vez más sobre las libertades de las personas con la excusa de la emergencia sanitaria. Para lograrlo utilizan a la mayoría de los medios de comunicación, que a base de recibir dinero público, no tienen reparo en inculcar el miedo a los ciudadanos para que acaten lo que desde la clase política dirigente nos imponen por su escasa capacidad de ideas para solucionarlo.
CANTABRIA A LA COLA DE ESPAÑA
Nuestra región no es ajeno a ello, es más, incluso podríamos decir que Cantabria, en cuanto al bajo nivel de los políticos que tenemos, estamos por desgracia en la cabeza de España.
Los datos están ahí y no engañan, tenemos los peores números económicos, liderando el paro en el segundo semestre del año y donde la AIReF ha estimado que lo peor de esta crisis económica por la pandemia será en 2021 y 2022, con una caída de los recursos del Gobierno de Cantabria de entre el 11 y el 15% y un incremento de la deuda regional de entre el 2,7 y el 3,7%. Estos datos ofrecen un panorama desalentador para nuestra región y sus ciudadanos.
Las ideas para salir de esta situación no parece que fluyan por el Gobierno bipartito PRC-PSOE, donde a estas alturas todavía no conocemos si hay un plan para que la región recupere y relance su economía, con unos políticos que parece que están de vacaciones.
Ahora, la gran idea que se le ha ocurrido al Ejecutivo de Revilla (PRC) y Zuloaga (PSOE) para captar dinero de los Fondos de Recuperación Europeos por la pandemia, es sacar de nuevo del chistera el polígono de La Pasiega, como el gran salvavidas para Cantabria, desechando por inviable el tren a Bilbao, como dijo hace unos días el Presidente regional, porque no entra dentro de los márgenes que pide Europa para poder utilizar esos fondos.
En cuanto a la situación sanitaria, Cantabria es una de las regiones donde menos incidencia ha tenido el COVID-19, probablemente porque los ciudadanos de esta región nos hemos concienciado de la situación y hemos sabido llevar a cabo las medidas sanitarias para que no hubiese contagios y porque seguramente contamos con un hospital como Valdecilla, que está preparados como los mejores de Europa.
Pero el nivel político, es lo que es y se sube al carro de lo que hacen en otras comunidades autónomas, y como siempre lo paga el ciudadano que ve como se les aplican constantemente restricciones a sus libertades, como por ejemplo, limitar el aforo en las playas generando colas interminables porque en otras comunidades hay «iluminados» que dicen que hay que hacerlo porque en la playa se contagian, algo incomprensible para la mayoría de los ciudadanos.
Otra de las ideas ha sido limitar el ocio nocturno poniendo el foco en los locales cuando lo cierto es que exigen medidas sanitarias para estar en ellos, o la de obligarnos a llevar casi las 24 horas del día las mascarillas porque si uno va solo por un parque debe ser que puede contagiar no se sabe a quién.
Todo nos lleva siempre a la misma conclusión: que los políticos actuales tiene muy bajo nivel y capacidad de gestión y que sólo saben seguir corrientes que en este caso se basan en el alarmismo a la población demostrando su ineficiencia.